Amanecía aquel frío lunes de Noviembre de nuevo. Ya llevaba
una semana en casa de Perrie y Harry no había dado muchas señales de vida, lo
cual me ayudó a aclararme, pero no del todo. Sinceramente, me dolía llevar una
relación a distancia con una persona que no veía desde hacía un mes. Sin
embargo, pensé que lo mejor era dejarlo estar todo. Pero se acabó todo esto de
estar tranquila. Ese día me tocaba regresar a casa de Harry ya que al día
siguiente empezaría a trabajar en el periódico del padre de Niall, el amigo de
Zayn.
-Muchas gracias por esta semana, ha sido fantástica. – Dije
mientras Perrie me acompañaba con mis cosas a la salida.
-Me alegro de haberte ayudado a aclarar las cosas. Sé que lo
necesitabas. – Me dijo.
-Gracias a ti por escucharme. Hasta pronto.
-Hasta pronto.
Había un taxi esperando en la puerta, ya que le dije a
Perrie que no hacía falta que me llevase ella, hoy le tocaba el turno de mañana
y no la quería quitar tiempo. Monté en aquel coche que me llevó a mi destino.
Volvía a aquella casa que no había pisado desde hacía una semana. Siendo
sincera, volvía con el mismo panorama, nada más que un poco más aclarada. La
angustia y la incertidumbre continuaban, pero ya no le prestaba la misma
atención.
-Gracias. – Dije dándole el dinero a aquel taxista.
Bajé de aquel coche y subí aquella acera donde al final se
encontraba mi portal. De nuevo me encontré al portero al que di los buenos
días. Subí por el ascensor hasta llegar al rellano del tercer piso. Saqué las
llaves de mi bolso e intenté encajarlas.
-¡Oh vaya! Por fin has vuelto. – Alguien exclamó detrás de
mí. Era Harry.
-Hola Harry. – Le sonreí.
-Pensaba que no cumplirías tu promesa. Ya creía que te
quedarías con Perrie para siempre.
-Que exagerado eres. – Le dije mientras abría la puerta.
-Por cierto, ha estado durmiendo una chica en tu cama estos
días, espero que no te importe. – Dijo Harry.
Inmediatamente me di la vuelta y
le miré. No sabía si darle una bofetada o irme de nuevo de esa casa. Pero antes
él añadió algo: - ¡Que es broma! – Menos mal.
-Que gracioso eres. – Dije sarcástica.
-Te he echado de menos, pequeña. – Me dijo mientras se
acercaba a mí y me daba un fuerte abrazo.
Esto. Esto es lo que temía. No habían pasado ni diez minutos
y de nuevo ese sentimiento volvía para apoderarse de mí. Su cuerpo, su voz, su
pelo… era todo, completamente todo de él…
-¿Sabes? Me dieron el trabajo en un periódico. – Le informé
-¿De verdad? Es fantástico. – Me dijo. –Seguro que lo haces
genial.
-Sí, estoy segura.
-¿Y cuándo empiezas? – Me preguntó.
-Mañana mismo. Estoy nerviosa.
-No te preocupes, todo irá genial.
Harry y yo manteníamos una conversación mientras que
preparábamos los dos algo de comer. Cuando de repente se me ocurrió preguntarle
algo.
-Oye, Harry, esa chica que me dijiste el otro día en casa de
Perrie que te abandonó, ¿quién era? – Su cara se transformó, pero no quitó ojo
a la encimera, removiendo aquellos alimentos.
-Una compañera de piso. – Contestó. – La cogí mucho cariño, ella decía sentir lo
mismo por mí, pero debió de quedarme grande el estar con ella y se marchó sin
decir nada.
-¿Erais novios? – Pregunté sorprendida.
-No llegamos a serlo, pero yo sí sentía cosas por ella muy
fuertes. Creo que ha sido de las pocas chicas que he sentido cosas… Y no te voy
a mentir, lo pasé mal. Muy mal. La echaba de menos cada segundo. Por eso tengo
miedo de que tú… también te marches.
-Pero tú y yo solo somos amigos, no lo pasarías tan mal. –
Dije. Él me miró de reojo y no contestó a eso, simplemente siguió removiendo
aquello. - ¿Verdad? – Repliqué.
-Ya está la comida echa. Voy a poner la mesa. –Dijo.
Harry escapó totalmente de la pregunta que había lanzado a
la cual yo no quise insistir mucho más. Él fue a preparar la mesa mientras yo
terminaba los últimos retoques que le faltaban a la comida. Pocos minutos
después, llevamos la comida a la mesa y empezamos a comer lo que habíamos
preparado juntos.
-¿Qué te parece si esta tarde nos quedamos en casa viendo
una película? Hace mucho frío y no apetece salir. – Sugirió Harry.
-Me parece perfecto. –El sonrió,
y tras unos minutos de silencio, añadió.
-¿Y qué tal la semana con Perrie? – Curioseó.
-La verdad ha sido entretenida, aunque pasaba mucho tiempo
sola, ya que ella trabajaba…
-Eso te habrá venido bien. – Se me había olvidado mencionar
que Harry era muy comprensivo, algo que me encantaba.
-Sí.
-Aún no entiendo por qué te fuiste. – Dijo.
-Harry… no quiero hablar del tema…
-No, tranquila, no quiero agobiarte. Sólo preguntaba.
-¿Y tú? ¿Por qué te presentaste ahí la primera noche? Me
dejaste de piedra.
-Necesitaba verte. Necesitaba que me dijeses que no te ibas
a ir… ya lo sabes…
-Confía en mí. No me iré.
-Confío en ti, muchísimo. – Me dijo.
Su mirada iba directamente a mí. Sentía como su sonrisa se
dibujaba cada vez que yo hablaba, y eso hacía que yo también sonriese.
Parecíamos dos tontos sonriendo por nada, pero en realidad, era lo que éramos.
Dos tontos. Dos tontos que no sabían estar el uno sin el otro más de un minuto.
¿A él le estaría pasando lo mismo que a mí? Esa pregunta siempre rondó por mi
cabeza.
-Elige la película que quieras mientras yo recojo todo esto.
Están en ese cajón – Dijo levantándose y recogiendo la mesa.
Yo, le hice caso y fui a mirar las películas que tenía. Abrí
el cajón y encontré una de miedo. Amo las películas de miedo, así que fue la
que cogí. La metí en el DVD y esperé a que llegase Harry.
-Aquí estoy. – Dijo trayendo con él una botella de alcohol.
-¿Estás loco? ¿Pretendes que bebamos a estas horas de la
tarde? – Pregunté sorprendida.
-Por supuesto. Un día es un día. – Dijo sirviendo un poco de
bebida en dos vasos. - ¿Cómo has elegido esa película? – Preguntó. – Dicen que
da mucho miedo.
-No pasa nada, soy una chica valiente. – Le contesté.
-Pues, eso hay que verlo. – Dijo dándole al play con el
mando. Cogí un cojín al cual rodeaba mi mano izquierda. La derecha, la tenía
ocupada con el vaso que me había servido Harry.
Empezó la película, y como había dicho Harry, era de demasiado
miedo. Esa chica andaba por un pasillo largo con una linterna que apenas
funcionaba cuando…
-¡AH! – Grité. Cuando me quise dar cuenta estaba intentando
buscar refugio en el torso de Harry. Me iba a retirar cuando sus brazos me
rodearon. Algo que inmediatamente me hizo borrar completamente mi miedo y cambiar
ese sentimiento por pura tranquilidad y… algún sentimiento que aún no sabía con
certeza describir.
Miré hacia arriba intentando buscar sus ojos. Él miró hacia
abajo. Estábamos realmente cerca. Mi corazón de nuevo latía demasiado rápido y
mi respiración iba apresurada.
-Voy al baño. – Dije. ¿Por qué? ¿Por qué lo dije?
-Te espero aquí. – Me contestó él.
Caminé a través de ese pasillo. Abrí la puerta, entré y la
cerré. Me miraba en ese espejo. Estaba algo descolocada, pues el alcohol
empezaba a afectarme. Me mojé algo la cara para despejarme y volví al sofá.
-Te has perdido el final de la película.- Me dijo él.
-Tranquilo, era de suponer… - Le contesté. Él
servía más bebida aún en los vasos.-Mañana llevaré una resaca a mi primer día
de trabajo que no es muy recomendable. –Dije.
-Ten. –Dijo dándome el vaso.
Después se dirigió a una cadena de música y la puso. Una
canción alocada empezó a sonar. Él agitaba su melena rizada hacia todos los lados
mientras yo me concentraba en mirarle. Quise desconectar de aquella escena un
momento para mirar la hora. Las nueve de la noche ya. Se me había pasado
volando. La verdad es que el estar con él me hacía pasar las horas demasiado
rápido. Empezó a sonar de repente una canción lenta. Harry con una sonrisa en
la cara a causa de el alcohol se acercó a mi.
-¿Bailas? – Me preguntó. Yo le sonreí a causa de lo mismo
por lo que lo hacía él: El alcohol.
-¿Estás loco? Yo no sé bailar.
-Yo te enseño. – Dijo mientras cogió mi cintura. La colocó
cerca, muy cerca de la suya. Agarró mi espalda por atrás y condujo mi mano a su
hombro. La otra, la encajó con la suya. –Ahora, solo déjate llevar. – Me
susurró.
Su aroma varonil de nuevo hipnotizándome. Él me estaba
tocando, yo le estaba tocando. Algún fuego invisible nos rodeaba. Su voz
angelical tarareando la canción bailaba en mi cabeza. Yo, dejándome llevar por
aquella música, y por aquel chico que tenía en frente de mí, a tan sólo unos
centímetros. Alguna voz que no se veía ni se escuchaba gritaba fuertemente que
no solo era amistad lo que sentía hacia ese chico, hacia Harry Styles. Aquella
voz gritaba sincera.
-No mires los pies. – Me dijo levantándome la barbilla con
la mano que tenía colocada en mi espalda. Después, la volvió a colocar.
Nos mirábamos atentamente a los ojos. Sólo la luz de la
televisión que permanecía encendida nos alumbraba. Los dos sonreíamos y nos
dejábamos llevar por aquella música, mientras que nuestros cuerpos aguantaban de
pie aún con el alcohol que habían consumido. Mis ojos se desviaron a sus labios.
Se encontraban cerca, muy cerca de los míos. Su color rosado se podía apreciar
más tan de cerca. Su olor aún se percibía mas tan pegada a él. Cuando me quise
dar cuenta su frente estaba junto a mi frente. Mi corazón empezó a apresurarse
rápidamente. Muy rápidamente. Estaba comenzando a pegar su nariz contra la mía.
Sabía lo que era lo siguiente, lo sabía perfectamente: Sus labios contra los
míos. Pero eso no pasó. No pasó porque yo no quise.
-Harry… – Susurré mientras me separaba de él. – Me voy a
dormir.
-¿Ya?
-Sí… Mañana madrugo. Quiero quitar esta resaca. Buenas
noches.
Me arrepentí como nunca lo había hecho de retirarme de esa
situación, de escapar de ella. Tenía muchas ganas de que eso pasase, pero sabía
que si lo hacía estaría traicionando a Liam, y yo le quería. De nada me sirvió
irme esa semana a casa de Perrie, porque ya estaba en la misma situación. O
quizás no. Me tumbé en la cama mirando hacia el techo y me pregunté a mi misma:
Si tantas ganas de besarle tenías, ¿por qué no admites ya que te gusta? Tuve el
valor suficiente como para auto preguntarme eso. Y podría ser que así fuese,
que de verdad estuviese sintiendo cosas por Harry que por un amigo no sentiría.
-¿Se puede? – Dijo abriendo mi puerta. Era él. –Te traigo el
té, sé que no te gusta ir a dormir sin él.
-Gracias. – Le agradecí.
-No quiero que malinterpretes lo que acaba de pasar… yo…
creía que tu… bueno… - Intentó explicarse.
-Harry, no te preocupes. Estoy borracha, no sé ni lo que
hago o digo… pero sé que me he quitado, y es por algo.
-¿Por qué es? – Me preguntó.
-Algo secreto Harry. Mañana hablamos, déjame descansar.
-¿Tú me quieres? – Me preguntó Harry.
-¿Qué? – Exclamé yo.
SI HARRY TE QUIERO*-* siguientes ya
ResponderEliminarNO HARRY... YO TE AMO!!
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