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Capítulo 17.


Espera, espera. ¿Liam me acababa de pedir matrimonio? ¿¡QUÉ LE DECIA YO AHORA!? ¿Le confesaba todo? Eso era imposible, no podía. ¿Le decía que sí? Pero, ¿de verdad quería decirle que sí? Casarse. Casarse significa ser uno. Casarse sería independizarse. Vivir juntos, tener una familia… ¿De verdad era Liam quien quería que ocupase ese puesto en mi vida? Estoy segura de que hace unos meses hubiera contestado que sí pero… ¿Ahora? Pensé en Harry. Prometí rehacer mi relación con Liam. Prometí no ser otra persona diferente a la que era antes de venir a Londres con él. La otra yo de hace unos meses hubiera contestado que sí, con lo cual…

-Sí… sí quiero. – Dije.

Una sonrisa se le dibujó en su rostro. Una sonrisa que vagamente me contagió. La gente nos miraba alegre, aun que no entendiesen la mitad de las palabras que habíamos intercambiado.

Parece que cada vez que me subía a esa noria me bajaba con sentimientos totalmente alborotados. Me iba a casar con Liam… Eso quería decir que debería de empezar una nueva vida, una vida desde cero. Una vida que mi cabeza no terminada de encajar. Un nudo en mi estómago de nuevo estaba presente. Pero esta vez no era un nudo de enamoramiento, sino de angustia. Una angustia de saber  que ahora sería cuando jamás podría estar con Harry…


Volvíamos a casa de Perrie en un taxi mientras que el me miraba con los ojos llenos de ilusión. Yo fingía estar contenta, pero necesitaba llegar a mi casa para desahogarme. Necesitaba llorar. 
Bajamos del taxi y estábamos en la puerta del enorme chalet de Perrie.

-Una pregunta. – Dijo Liam mientras yo intentaba abrir la puerta de fuera con el juego de llaves que me había prestado Perrie. -¿Volverás a España cuando nos casemos? – Preguntó.
-Claro… supongo que si nos casamos es para estar… juntos, ¿no?
-¿De verdad quieres hacerlo? No pasa nada si tienes miedo al matrimonio. Sabes que yo respeto que no creas en todo esto. Si no quieres olvidamos esto y ya está… - Ese era el momento para darle la razón. Ese era el momento para decirle que todo lo que estaba diciendo era lo que realmente sentía, pero no. No lo hice.
-Claro que quiero. Además se que a ti te hace ilusión. Lo haremos ¿vale? – Le sonreí para transmitirle seguridad y para calmar un poco a mis lágrimas.

Estábamos delante de la puerta de el interior de la casa, encajé la llave y entré yo primero. Atravesamos el pasillo mientras él me rodeaba por el cuello con su brazo, pues era un poquito más alto que yo. Fuimos hacia el salón, donde estaba Perrie, Zayn y… ¡Harry! ¿Qué hacía Harry ahí? Ahora no era el momento de verle de nuevo. Ahora no podía… Parecía que el destino no quisiese por nada del mundo que desapareciese de mi vida. Me lo encontraba en los sitios más inoportunos… Mi mirada iba asombrada a sus ojos, mientras él me miraba con miedo. Sorprendido y dolorido, la situación para él debía de ser también muy, muy complicada.

-¿____? ¿Qué te pasa? Llevas todo el día empanada. – Me dijo Liam.
-Dime. – Dije mirándole rápidamente a los ojos, para que no se diese cuenta de que mi mirada fue desde un principio a Harry.
-Que si no me vas a presentar a estas personas.
-Ah, claro. Él es Zayn, Perrie, y… - De nuevo le miré – Y él es Harry. – Terminé.
-Oh, tú debes de ser el hermano de Perrie. – Dijo Liam a Harry.
-Sí, ¿cómo lo sabes? – Contestó Harry.
-____ me informó. – Después de que Liam dijese eso, Harry me miró incomodado. 
-Bueno, pues cenemos! –Dijo Perrie. Le hice un gesto de que eso era mala idea, pero ella no captó la indirecta.
-No, yo me voy. – Dijo Harry.
-Ah, ah. – Dijo negando Perrie. – Tú de aquí no te mueves hermanito. Te quedas aquí como todos.

A Harry no le quedó otra opción que aceptar. Perrie preparó un coctel de una variedad de cosas inglesas deberían de ser. Nos sentamos en la mesa enorme donde ya habíamos cenado alguna vez. Mantenían una conversación Liam y Zayn entretenida. Parecían haber congeniado muy bien. Harry se sentó en frente mía y no podíamos parar de mirarnos, pues el fuego cada vez crecía más.  Era algo imposible, algo prohibido que parecía crecer cada vez que cruzábamos miradas.

-¿Y qué tal si vamos a la cocina a por algo de beber? – Perrie interrumpió aquella situación tan ajena al mundo real que compartíamos Harry y yo entre miradas compenetradas.
-¡Claro!- La siguió Zayn. – Acompáñanos Liam. – Parecía que Zayn entendía que yo necesitaba estar con Harry.
-Yo me salgo a fuera, necesito tomar el aire. – Dijo Harry.

Harry se levantó y acto seguido se levantaron Zayn y Liam. Perrie esperó un poco. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos se agachó y me susurró.

-Ve con Harry, yo entretengo a Liam.

Perrie era una gran amiga. Sabía perfectamente la situación que estábamos viviendo, y que todo esto que yo hacía estaba mal, pero sin embargo siempre estaba ahí para ayudarme y siempre, siempre estaba ahí para convencerme de que lo que yo decidiese hacer, estaba bien hecho.

Después de decirme eso, se levantó y fue hacia la cocina. Yo me levanté inmediatamente y salí al jardín donde Harry estaba sentado en las escaleras, acariciando a Tobie, el perro de Perrie.

-Te he hecho caso. – Le dije mientras que se me sentaba a su lado. – No le he dicho nada a Liam.
-Hiciste bien. – Me contestó.
-Ayer encontré esto en mi chaqueta favorita. – Dije sacándole el folio donde estaba escrita esa canción. -¿La escribiste tú para mí? – Él asintió con la cabeza. – Pues… ¿Entiendes ahora por qué me estoy enamorando de ti?
-Eso lo hice cuando quería enamorarte de verdad. Ahora no quiero. Ahora quiero desaparecer de tu vida, pero parece que vaya donde vaya te encuentro…
-Quizá sea porque el destino no quiere separarnos…
-Yo no creo en el destino.
-Pues al menos cree en que te quiero. 
-No. No lo digas.
-Te quiero, Harry.
-¡Para!
-Te… - No pude terminar de decir esa frase, Harry me cogió de la cara y condujo mis labios a los suyos. 
De nuevo me besó. De sentía su aliento, sus labios, su olor pegado a mí. Bajo aquella luna de Diciembre, en el jardín de la casa más bonita que había visto jamás, al lado de un perro de razas mezcladas y al lado del chico al que quería. De nuevo esa fuerza sobrenatural nos rodeaba. Mis labios ahora estaban donde querían estar: pegados a los de Harry.

 Él me soltó la cara y miró de nuevo a las escaleras. Yo aún estaba en shock.

-Está ahí dentro Liam… - Le dije.
- Te advertí que no lo dijeras más, sabía que no me podría contener.
-Harry… Mi vida cambiará si no le digo la verdad. Necesito contarle a Liam todo…

La puerta de la casa se abrió.

-¿Decirle qué a quién? - ¡Era Liam! Yo le miré asustada mientras Harry mantenía la mirada asustada en los azulejos de las escaleras.
-Que debes de dormir en la habitación de el final del pasillo, Harry vino andando y no ha traído coche, y ahora es demasiado tarde para que se vaya a su casa… - Improvisé. Harry me miró queriendo interpretar lo que acababa de decir.
-Oh, por supuesto. No hay problema. Yo me voy a la otra habitación. – Dijo Liam. Yo, suspiré de alivio. – Deberíais de pasar a dentro, cogeréis frío.
-Claro. Ahora pasamos. – Dije. Liam me sonrió y cerró la puerta de la calle. Mi mirada fue directamente al pelo que colgaba de la cabeza de Harry mientras su mirada iba dirigida aún al suelo.-Debes de quedarte a dormir, no creo que a tu hermana le importe…
-No pienso quedarme aquí a dormir, ____. No quiero verte tomar de nuevo té antes de acostarte. Me ha costado hacerme a la idea de que no volveré a verte hacerlo
-Pues no lo tomo.
-Pero no pienso verte en pijama otra vez.
-¡Pues duermo en ropa de calle! ¿No entiendes que daría todo lo que fuese por entrar ahí y poder besarte sin miedo a que Liam se entere?

Harry me miró y sonrió. Esa sonrisa que me hizo sonreír a mí también. Era la primera vez en los últimos días que sonreía con sentimiento.

-Vamos anda, entra adentro. Nos vamos a quedar fríos. – Dije. Me levanté yo primero y después se levantó él. Entramos los dos y yo fui hacia la cocina, Harry fue hacia el salón. En la cocina solo estaba Perrie, con lo cual, vi la oportunidad perfecta para contarle todo.
-Perrie… ¡Me he besado otra vez con Harry! – Ella se giró rápidamente y me miró sin apenas pestañear. –Pero lo peor es que esta mañana me dijo que bajo ningún concepto le contase nada a Liam de lo que pasa entre él y yo… ¡Y Liam me ha pedido matrimonio! – Perrie no daba abasto con lo que le estaba contando.– Y no sé porque pero le dije a Liam inventando una excusa que Harry se quedaría hoy a dormir aquí… No te importa, ¿verdad?
-Oh dios mío nena… Claro que no me importa pero… ¿estás segura de que te quieres casar con Liam…?
-No. No estoy segura, porque estoy confusa, realmente confusa. Quiero a Harry. Amo a Harry. Pero con Liam ha sido mucho tiempo y creo que aún no es tarde para rehacer todo esto...
-¿Harry sabe que tú y Liam os casaréis?
-No… no he podido decírselo aún.
-Díselo. Antes de que esto vaya a más…

Me aconsejó mientras que llegábamos al salón. Solo estaban Zayn y Liam.

-¿Y Harry? – Preguntó Perrie.
-Subió arriba. Hablamos cinco minutos y dijo que no se encontraba bien. Dijo que se iba a dormir. – Contestó Zayn.
-Yo también me voy a dormir. – Dije.
-¿Ya? – Exclamaron todos. Yo asentí con la cabeza.
-Bueno, está bien. Liam, quédate aquí con nosotros. – Dijo Zayn.
-No, yo también subiré. Estoy algo cansado del viaje… ya sabes. – Contestó Liam.

Y así lo hicimos. Subimos los dos por esas escaleras, hasta que llegamos a la puerta de mi habitación. Él me abrazó y me dio un beso de buenas noches. Ese beso que mi corazón solo sabría denominarlo de una manera: Rutina y mentira.
Abrí la puerta de mi habitación y me puse el pijama. Abrí la cama y apagué la luz. Pasaron unos veinte minutos y yo seguía observando el techo de esa habitación cuando alguien abrió mi puerta. Me incorporé del susto.

-¿Cuándo me lo pensabas decir? – Era Harry.
-¿Decirte? ¿El qué? – Pregunté alarmada.
-Que te vas a casar. ¿Cómo he podido ser tan imbécil de volverte a besar? He caído de nuevo en tu juego. – Dijo.
-¿Piensas que para mi eres un juego? – Le dije.
-No. No, no lo sé, _____. Todo esto es sumamente complicado para mí. No sé porque contigo me pasa esto. Jamás he llorado en mi vida como lo estoy haciendo estos días. Y el escuchar decir a Liam que te ibas a casar con él me ha destrozado. Me ha hundido. Me ha hecho darme cuenta de que te pierdo, para siempre.
-No, no estoy segura de casarme con él. Y no es porque no le quiera, porque ha sido un año junto a él y te puedo asegurar que aunque sea lo mínimo, le quiero. Debo de admitirlo...
-Lo harás. – Me interrumpió Harry. –Tu vida está junto a él. Yo me quitaré del medio y no me interpondré mas, ¿vale?
-No, no quiero… No quiero perderte, Harry.

Harry me abrazó. Su fragancia ya vaga de nuevo me envolvía. Me apretaba tan fuerte en ese abrazo que hasta sentía los latidos de su corazón.

-¿Me prometes una última cosa? – Dijo mientras que sus lágrimas resbalaban por su cara.
-Lo que sea.
-Que me recordarás siempre.
-Jamás voy a poder olvidarte…  - El me sonrió mientras limpiaba mis lágrimas. Me besó la frente y se dirigía hacia el pomo de la puerta. 
-Y al final no dormiste en ropa de calle, fallaste. - Me dijo mientras me lanzaba una sonrisa antes de salir de la habitación.

Y a partir de ahí, mi vida dio un nuevo sufrió. Un cambio que me obligó a cambiar como persona, a cambiar completamente mi vida en tan solo unos meses. Pero algo dentro de mí, muy a mi pesar y muy en mi contra, decía que era lo adecuado: Rehacer mi vida con Liam y olvidar a Harry.


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