Información:

PUEDES LEER YA APPEARED EDITADA Y MEJORADA EN WATTPAD: http://www.wattpad.com/53938684-appeared-h-s-resubiendo

Twitter: @Sttories1D
Facebook: Sttories Onne Directtion
E-Mail: Sttories1d@gmail.com

Para dudas, sugerencias, comentarios, opiniones: http://ask.fm/Sttories1D

Capítulo 20.


-¡Perrie! – Exclamé. – Tú viste primero el vídeo. Cuéntame que dice al final.
-¿Enserio? – Preguntó ella.
-Claro.
-Pues… dice que esa canción está escrita para alguien muy especial y que… piensa hacer de ella una canción especial. Y que no olvidemos que nos quiere… a las dos.

Mis ojos miraban atentos a los de Perrie. Escuchaba sin quitarle atención a todas esas palabras que ellas me decía.

-Por favor, ¡tenemos que recuperar ese correo! Necesito ver si hay alguna manera de descubrir donde está Harry, necesito verle, necesito buscarle.
-Tranquila, lo llevaré a arreglar lo antes posible. – Dijo Perrie.
-Bien. Gracias. Voy a recoger mis cosas. – Le dije.

Subí a la que fue mi habitación por ese período de tiempo y metí todas mis cosas de nuevo en mis maletas que tanto trajín estaban dando. Lo metí todo rápidamente ya que quería acomodarme lo más rápido posible. Perrie fue tan amable de acercarme en su coche a mi casa, así no me tuve que gastar dinero en el taxi.

-Ya nos veremos. – Dije abriendo la puerta del coche. – Y espero que pronto.
-Claro que sí, te vendré a ver cuando pueda. – Dijo Perrie. Después me guiñó un ojo y yo la sonreí.

Empecé a andar por la acera acercándome de nuevo a la fachada donde viviría. De nuevo esta situación de regresar a el apartamento de él… aun que ahora sería sin él.
Hoy Charlie no estaba, así que subí sin ver a nadie por la escalera. Abrí la puerta del apartamento y observé lo poco que podía ver. Todas las persianas estaban bajadas y no entraba nada de luz. Me acerqué a subir las persianas y aunque ya estuviese atardeciendo, algo de luz entraba.

Después eché un vistazo a toda la casa. A toda la casa menos a la habitación de Harry. Me quedé mirando la puerta que permanecía cerrada y recapacité sobre si entrar o no. Puse la mano en el pomo y lo giré. 
Debía entrar. Cogí aire para intentar oler a Harry o algo similar, pero su olor ya no estaba presente. Miré a todo mi alrededor y ya no había nada. Ninguna foto, ninguno de esos posters que tenía, nada. Su armario también estaba vacío. Parecía que nadie hubiese pisado esa habitación nunca. Me senté en la cama y suspiré. Esa casa estaba tan solitaria sin él… Mi mirada fue a parar a un cajón de los de su mesilla. Un cajón medio abierto. Una corazonada me dijo que debía de abrirlo. Encontré un cuadernillo, un cuadernillo pequeño y cuadriculado, un cuadernillo que parecía ser un diario… Eché una ojeada general y luego volví a la primera página.

‘Querido Diario’ Comencé a leer ‘Desde que Jane se fue, todo en mi vida a cambiado. Tanto que he decidido no tragarme nada mas y desahogarme, desahogarme así, escribiendo. Siempre se me ha dado bien y sé que esto jamás lo leerá nadie, y si alguien que no sea yo lo está leyendo, es porque es muy especial para mí.’ Mis ojos leían atentos lo que ponía en ese cuadernillo. ¿Por qué no se le había olvidado algo tan insignificante como un poster, pero sin embargo sí un supuesto diario? ‘Ella se fue sin decirme el por qué, quizás fue porque Joe supo darle lo que yo no quise. Ahora estoy solo y no tengo a nadie. Solo a Perrie. Gracias a ella sigo aquí.’ Comencé a pasar páginas y encontré una en la que estaba dibujado un avión. ‘Todo esto me anima. El trabajo en la radio será genial y ya encontré compañero de piso nuevo. Aun que no sabe que yo vivo aquí… Será difícil de explicar. Hoy he estado viendo con mi compañero de radio fotos de Estados Unidos y de verdad me encanta, sobre todo San Francisco.Si algún día viajo, sé que será ahí. Leía tantas cosas que me sorprendían de él. Era el típico chico blando que aparentaba ser un malote. Pero no, no lo era. Tenía el corazón más grande que jamás había podido conocer. Algo de mi cabeza quiso dirigirse a las últimas páginas. ‘Estoy conociendo a la chica mas fantástica del mundo. Ni siquiera Jane era como es ella. Su nombre es tan precioso como casi su cara. Su pelo largo y sus ojos tan expresivos me embobaron en cuanto pasó por la puerta de mi cuarto’ Harry parecía estar describiéndome… Me fui directamente a la última página. ‘Las cosas entre ____ y yo no van bien. Por eso pensé que es mejor desaparecer. Irme, irme muy lejos. Nadie va a saberlo, ni siquiera voy a apuntarlo aquí, porque sé que algún día ella lo leerá, porque sé que algún día será la madre de mis hijos y esto deberá de leerlo.  Bon Voyage, Harry.’

Esa era la última frase que ponía en ese cuadernillo. Él estaba convencido que aunque yo me supuestamente me case con Liam, iba a terminar con él. Esa corazonada también estaba presente en él, al igual que en mí. Ya no me hacía falta ver el final del video, pues había leído la cosa más bonita del mundo.

Solté emocionada el cuadernillo en el mismo cajón y fui hacia la cocina para prepárame la cena e irme a dormir, pues mañana iba a ser un largo día.

Cené y me fui directa a la cama. El silencio reinaba en la casa y no quería oír silencio, así que encendí mi Ipod y me puse a escuchar música. De nuevo estaba en esa cama, mirando al mismo techo y pensando cosas totalmente distintas que cada una de las otras veces que me había acostado en esa cama. Miraba el pasillo tumbada, pues no cerré la puerta. Observaba y me imaginaba como fue el beso tan mágico que nos dimos Harry y yo en ese pasillo… ¿Cómo un beso puede cambiar tanto la vida de una persona? Mis ojos poco a poco se fueron cerrando, hasta que mis párpados no pudieron más y se cerraron por completo.


~

Ese día no hacía gran cosa, ya que mi trabajo no era muy entretenido que dijésemos, pero me pagaban y al menos, lo poco que hacía, era algo que yo quería. Ese día llegué puntual y entré como todas las mañanas a mi despacho. Ese día me encontré un sobre encima de mi mesa. Me acerqué y lo cogí. Saqué un poquito lo de dentro y vi que había un catálogo de una tienda de tatuajes con algo de dinero dentro. ¿¡Quién me había puesto eso ahí!? Alguien que me conociese tan bien como para saber que era uno de mis mayores deseos, el hacerme un tatuaje.

-Buenos días, _____ - Entró Niall, para como todas las mañanas,  explicarme que debería de hacer hoy. - ¿Leíste ya el sobre? Me lo dieron en recepción, dijeron que lo recibieron esta mañana. – Miré a Niall y se me vino enseguida la imagen de quien podía haber mandado ese sobre. Estaba segura, era Harry.
-Sí, lo leí, aunque aún no del todo. Ni siquiera he sacado el catalogo por completo del sobre.
-Pues, bueno, quizá te intimide que esté aquí delante así que, me voy a comer y ahora vengo.
-¿¡Comer!? – Exclamé - ¿A estas horas?
-Claro, yo siempre tengo hambre. – Después de eso me guiñó el ojo y abandonó la habitación.

Yo, saqué el catalogo por completo y conté el dinero que había. Entre esos billetes se encontraba una nota que decía ‘And all those Little things’ Ahora más que nunca estaba segura de que detrás de eso estaba Harry. Detrás de toda esta locura estaba él. ¿Dónde podría estar? Necesitaba saberlo.
Las horas pasaban mientras yo hacía el trabajo que minutos más tarde Niall me encargó hacer.   Yo no podía parar de pensar en todo lo que estaba haciendo Harry por mí por muy lejos que estuviese. El diario, el vídeo, esto… ¿No quería desaparecer de mi vida? ¿Por qué no lo hacía? Me estaba torturando más aún. Algo me decía que ese tal Harry Styles había aparecido en mi vida por algo y para algo. Quizá para hacerme feliz.

Salí corriendo de mi trabajo, pues había quedado con Cris para que ella se pudiese instalar. No tenía llaves aún, así que, si llegaba tarde, ella debería de estar esperando con todas sus cosas abajo. Bajé del tren y corrí hacia la puerta del apartamento de Harry, que estaban retiradas la una de la otra. Allí estaba ella, con su perfecto modelito, sus gafas de sol de nuevo y su pelo castaño largo y perfectamente rizado.

-Perdón por la tardanza. – Dije sofocada.
-No te preocupes, no llevo mucho tiempo aquí. – Dijo ella con una sonrisa en la cara.

Acto seguido, subimos al apartamento y la instalé en la habitación de al lado de la de Harry. En la de Harry solo podía estar ocupada por una persona, y esa persona era él. Cris me decía que toda la casa era realmente bonita y luminosa, y lo era, realmente lo era.

-¿Quieres tomar algo?  - La ofrecí.
-Bueno, vale. – Me dijo. – ¿Te puedo hacer una pregunta? – Dijo mientras se apoyaba en la barra de la cocina sujetando el botellín de cerveza que le acababa de dar.
-Claro, dime.
-¿Por qué no te has ido con Harry? Es raro que confiéis estando tan lejos el uno del otro…
-Bueno… quizá porque… - ¡Claro! No me acordaba de que ni Cris ni Louis sabían que yo tenía un futuro esposo en España y que Harry y yo, muy a nuestro pesar no éramos nada. – Porque así es mejor… - Cris me miró entendiendo que toda esta conversación me incomodaba un poco. –Espera! – Exclamé. - ¿Cómo sabes que está lejos de mi? – Dijo.
-Porque él me llamó para que me viniese aquí contigo. Sabía que estaba buscando piso y bueno, tú y yo ya nos habíamos visto. – Dijo.
-¿Y eso que tiene que ver?
-Me llamó desde un número que no era de Londres. El número era estadounidense.
-¿Cómo lo sabes? – Pregunté nerviosa.
-¿A qué se debe tanta pregunta misteriosa? ¿Acaso no sabes dónde se encuentra tu novio? – Ahí debía decirle que tenía razón, que no lo sabía.
-Por favor, dímelo. Lo necesito saber. – Le supliqué.
-Yo estuve viviendo un par de años en Estados Unidos  y mi número también empezaba así.

Claro, ahora todo encajaba. Allí hacía calor, por eso él estaba en manga corta cuando hizo el video. Pero… ¿en qué ciudad podría estar?

-¡San Francisco! – Exclamé. Cris me miró con cara de extrañada.

Claro, ahí es donde él quería ir según su diario. Acababa de descubrir donde estaba Harry. Lo acababa de descubrir. Y ahora que ya sabía donde se encontraba, no pensaba desaprovechar la oportunidad de ir a verle, de encontrarle, de verle de nuevo. 

PD. ¿Un me gusta por el siguiente? 


Capítulo 19.


-Disculpa, llego tarde. – Niall entró corriendo en mi despacho y su piel blanca tenía en ella los mofletes totalmente colorados. Detrás de todo ese frío helador que envolvía la ciudad de Londres, a la gente que corría, el calor les acompañaba.
-No te preocupes. Yo no hace mucho que he llegado. – Le dije dejándole respirar, estaba realmente asfixiado.
-Hoy necesito que vengas conmigo, necesito encuadrar unas fotos en una página de periódico y no sé cómo… Te recompensaré si lo haces. – Me dijo. Parecía que solo le faltaba arrollidarse para pedirme ese gran favor, que yo haría encantada.
-Claro, yo te ayudo. – Le dije con una sonrisa. 

Niall me sonrió y acto seguido me llevó a su despacho que estaba en la otra punta del pasillo. Desde él se veían todas las vistas de Londres, pues el piso donde estábamos estaba muy alto.

-Espero que no te sientas presionada. Sé que tú tienes talento para esto y para más y me parece que sería una buena idea que tú me ayudases a hacer esto. Como ya te dije, te recompensaré. – Dijo sentándose en su silla del despacho y mirando a la pantalla del ordenador, en busca de la página que yo debería de modificar.
-No, no te preocupes de verdad. Es mi trabajo al fin y al cabo.

Niall me sonrió y me explicó de que se trataba yo le miraba atenta mientras comprendía perfectamente lo que debía hacer. Y así lo hice. Le ayudé  y no es por presumir, pero hice el trabajo realmente bien. Niall quedó satisfecho y yo aún más. Me dio unas fotocopias de la hoja del periódico, pues dijo que era el mejor trabajo que había visto hacer en toda su vida, que quería que los recordase.


Acababa mi jornada de trabajo y ya volvía a casa. De nuevo esquivaba a toda esa gente que salía de trabajar a la misma hora que yo, a las 4 de la tarde. Me monté en el tren y agotada resbalé mi cuerpo hasta que aterrizó en el asiento. Entrecerraba los ojos del cansancio, era demasiado estrés para lo acostumbrada que estaba a no hacer nada. Pero algo me hizo incorporarme y abrir los ojos como platos. Un chico de unos 180 centímetros estaba dado la vuelta a unos 5 metros de mí. Con una chaqueta de cuero y con el pelo rizado. Con un  cuerpo perfecto. Algo me llamó y levanté todo mi cuerpo dirigiéndome hacia ese chico. Algo me decía que era él, que era Harry. Iba directa a tocarle la espalda, pero justo alguien se me interpuso en mi camino.

-Disculpe señorita, ¿sabe cuánto se tarda más o menos en llegar a esta estación? – Dijo señalando a una línea de tren que yo desconocía por completo. - No soy de aquí y estoy totalmente perdida. – Una mujer de unos cincuenta años me estaba sujetando del hombro, como si pensase que me iba a escapar. La escuchaba mientras seguía mirando esa espalda de aquel chico.
-Lo siento señora pero no puedo ayudarla. Tampoco conozco Londres mucho… - Dije casi cayéndome. El tren acababa de parar en una parada y ese mogollón de gente empezaba a salir. Miraba la espalda de ese chico. Parecía dirigirse a la salida, parecía bajarse en esa estación.
-Pero, ¿no sabrás más o menos decirme, querida? De verdad lo necesito. – La mujer seguía en sus trece. Yo permanecía mirando a ese chico, pero entre la multitud que salía por esa puerta, desaparecía. Le había perdido.
-Disculpe señora, pero me tengo que ir. – Agarré mi bolso apretando el taco de hojas que me había dado Niall antes de salir del trabajo y salí corriendo. Por los pelos, pues las puertas del tren se estaban cerrando ya.

Bajé de aquel vagón y miraba en todas direcciones. Había muchísima gente. Demasiada diría yo. Mi mirada iba de un lado para otro sin parar de buscarle, pero parecía no servir de nada. Estaba perdido. El tren arrancaba y una ventisca que había creado ese ferrocarril, había volado mis hojas. Iba detrás de ella tratando de no perderlas cuando me choqué con alguien. Una chica de unos quince años.

-Disculpa. Lo siento. – Me disculpé. Por alguna razón, mi mirada de nuevo encontró ese físico tan semejante al de Harry.
-¿Oye? – La chica me estaba hablando. Yo no la estaba escuchando, mi atención se la llevaba ese chico.
-Dime, corre. Llevo prisa.
-Que si estas hojas son tuyas.  – Dijo enseñándome las hojas del periódico.
-Oh, sí. Muchas gracias. De verdad. – Dije.

Eché a correr lo más deprisa que pude para poder tocar a ese chico. Mi imaginación ya se estaba montando una historia. Parecía que volvía a tener a Harry de nuevo cerca. Que estaría a mi lado de nuevo. Que estaría conmigo. Que volvería a ver como sus ojos verdes me miraban y volvería a oler su perfecto perfume que aún seguía presente en cada uno de mis sentidos. Corría a través de esa multitud. Daba golpes sin querer a la gente con mi bolso, y eso me frenaba. Alguna persona se quejaba, pero yo no tenía tiempo para ponerme a pedir disculpas. Necesitaba ver a Harry, necesitaba llegar hasta él. Necesitaba volver a verle…

A penas me separaba un metro de él cuando una chica se acercó a él. Frené bruscamente y la gente se chocaba conmigo. Cosas como ‘¡Eh! Mira por donde vas’ ó ‘ten más cuidado’ escuchaba entre toda esa gente estresada que vivía al compás de la rutina.

Aún no le había visto la cara. Aun no le había visto bien, así que necesitaba asegurarme de si era él. No podía dejar pasar la oportunidad. Quizá le tenía ahí y podía volver a verle. Así que, decidida, agarré de nuevo mi bolso y me dirigía su espalda. Le di dos toquecitos en el hombro mientras pronunciaba el nombre de Harry. Él se giró.

-¿Quién eres? – Me preguntó. Mis ojos se abrieron como platos mientras observaba ese rostro. No tenía nada que ver con Harry… ese chico no era él…
-Oh, perdona. – Me disculpé mientras la chica que iba con él me enviaba miradas asesinas. – Me he confundido.

Él se giró y siguió su camino. Había tenido alucinaciones. Necesitaba tanto tener a Harry que cualquier chico alto y con el pelo rizado, para mí ya se parecía a él. Me costó unos minutos colocarme de nuevo en la vida real y darme cuenta de la situación: Estaba al lado de una universidad, desconocía su nombre. En medio de Londres y viendo a gente pasar. Gente adolescente. Gente estudiante. Mis imaginaciones me habían jugado una mala pasada, tanto como para estar en un sitio diferente totalmente al que me debería de haber llevado ese tren en el que iba.

Bajé de nuevo a la estación y me senté a esperar el tren en el banco. Afortunadamente, no tardó mucho en llegar y pude llegar a casa de Perrie tranquilamente. Ese día simplemente iba a recoger mis cosas, al día siguiente Cris se instalaría y yo quería deshacerme de algunas cosas de Harry que me dolería estar viendo a diario.

-¡Ya estoy aquí! – Exclamé.
-Hola cariño. – Dijo Perrie dándome un abrazo. – Tengo noticias para ti. – Me dijo. Mi cara se transformó en exclamación. – Creo que tenemos canción de las navidades. – Añadió.
-¿Cómo? – Pregunté sorprendida.
-Me acaba de llegar este correo, te interesará leerlo.

Me senté en la silla del salón donde en frente se situaba el ordenador que Perrie me decía. En la pantalla aparecía una silla en una sala con la pared blanca. Con una luz reluciente que parecía proceder de el exterior, no tenía pinta de ser artificial. Perrie pulsó el play y el vídeo empezó a funcionar. Tras unos diez segundos permaneciendo la silla sola, un torso aparecía en la cámara. Vestía una camisa de cuadros desabrochada y una camisa blanca debajo. Se veía como sujetaba una guitarra, pues al lado de ese torso se veía el mástil de ésta. Desapareció un momento para ajustar el zoom y este se alejó un poco. Apareció de nuevo en escena y se colocó en la silla. Mis ojos inmediatamente se abrieron como jamás lo habían echo. Mi boca se abría de par en par a la vez.

-Hola chicas. Sé que estáis viendo esto y espero que lo estéis haciendo juntas. Si no, Perrie, quiero que esto también lo vea ____ y que tu estés presente. – Era Harry. Ese chico estaba hablando delante de la cámara. 
Miré sorprendida a Perrie y ella me sonrió. Después me señaló con la cabeza la pantalla para que siguiera escuchando. – Estoy en un sitio donde el calor es excesivo, y no estoy acostumbrado a esto, pues Londres no se caracteriza precisamente por el buen tiempo. – Reí. – Quería deciros que mi vida de aquí es diferente a todo lo de allí, y ahora mismo estoy en un piso que no está ni siquiera amueblado. Acabo de encontrarlo. No quiero deciros donde estoy, porque sé que vendríais a verme, y eso es lo último que quiero. Y bueno, ahora, cambiando de tema, en este vídeo os quiero enseñar a que me quiero dedicar en esta ciudad. – Harry acabó de hablar y colocó las yemas de sus dedos en el mástil de la guitarra. Una melodía perfectamente afinada y maravillosa comenzó a sonar. Una melodía que a mí me hizo emocionarme.

Your hand fits in mine 
Like it's made just for me 
But bear this in mind 
It was meant to be 
And I'm joining up the dots 
With the freckles on your cheeks 
And it all makes sense to me 

Mi mente solo tenía en ella la imagen de ese chico cantando una canción, una canción preciosa, perfecta. Estaba hipnotizada, pues jamás me hubiera imaginado que Harry cantaba así, y mucho menos, jamás me hubiera imaginado que supiese tocar la guitarra. Pero la ilusión poco me duró. El ordenador se apagó de repente y me quedé en esa estrofa de la canción.

-¿Qué ha pasado? – Exclamé nerviosa y con toda la pintura esparcida por toda mi cara.
-Creo que el ordenador se ha apagado… - Dijo Perrie pulsando el botón que debería de encenderlo. Debería, porque no lo hizo. – Oh, oh.  – Dijo Perrie.

Mi mirada empezaba a mostrar que era pura desesperación. Necesitaba escuchar esa canción, y sobre todo, necesitaba saber lo que diría antes de cortar el vídeo Harry. Necesitaba acabar de ver el vídeo, como fuese. 

PD. Dale a me gusta si quieres el siguiente :) 




Capítulo 18.


-¡Buenos días, cariño! – Por un momento pensé que esos buenos días habían salido de otra boca. De otra persona. Que ahora me pondría la bandeja encima de las piernas y haría cumplir otro de mis deseos de la lista. Pero no. No era Harry, era Liam. - ¿Qué tal has dormido?
-Buenos días… - Dije estirándome. –Poco. No me encuentro muy bien.
-¿Qué te pasa? – Me preguntó.
-Me duele muchísimo la cabeza. Prefiero quedarme en la cama.
-Vaya, yo que quería pasar la mañana con Perrie y Zayn, así en plan parejitas.
- ¡Ve con ellos! Me quedaré aquí. Hoy está Clara. No te preocupes. -  Le dije.
-No quiero dejarte sola.
-Tranquilo, estaré bien. Ve, disfruta de tu mañana de Sábado en Londres, prometo que luego comeremos juntos.

Convencí a Liam y él se fue a aprovechar aquel día en Londres. Me levanté con un dolor de cabeza insoportable y me preparé un buen té.

-¡Buenos días! – Era Perrie.
-¿No te has ido con ellos? – Le pregunté extrañada.
-Tenía algo más importante que hacer que irme a jugar al golf con ellos… - La miré extrañada sin entender por qué me decía eso. –Tengo algo para ti. – Arrugué el entrecejo. Perrie sacó un sobre blanco y me lo dio.

Lo abrí lentamente. Mis manos temblaban, pues la fragancia que soltaba ese sobre me resultaba demasiado familiar.

______.
Te he hecho esta carta porque sé que será mucho más fácil para los dos de esta manera. No tengo el valor de irte a decir esto sin poderte mirar a los labios y darte un beso antes de hacerlo, pero no puedo. Por nuestro bien.
Me voy. Lejos. Muy lejos. No estaré dentro de Londres, ni siquiera dentro de UK. Es lo mejor para los dos. Sé que no querías por nada del mundo que me fuese, al igual que yo no quería por nada del mundo dejar de ver esos maravillosos ojos que tienes todos los días, pero es la mejor manera de que tú rehagas tu vida con Liam, y seas feliz junto a él. Yo haré lo mismo, o al menos lo intentaré. Iré comentando a Perrie que tal me va por donde estoy, que como comprenderás, nadie sabrá donde estaré. No quiero que me busques ni intentes contactarme, y para eso, he cambiado el móvil. Sé que es doloroso, porque te aseguro que cada palabra que escribo, me cuesta más contener las lágrimas. Me cuesta separarme de ti, me cuesta pensar que no he estado a la altura, me cuesta saber que un tío te besará todos los días del resto de tu vida, y no seré yo. Me cuesta pensar que no te veré en mucho tiempo, si es que te vuelvo a ver. Pero como ya he repetido varias veces en esta carta, es por nuestro bien. Sé que es lo mejor. Prefiero que esto acabe aquí y que los dos lo recordemos como algo positivo en nuestras vidas. Como la locura que nunca llegamos a cometer. Como lo que de verdad fue. Jamás me olvidaré de esas pequeñas manías tuyas, y de todos tus defectos que me contabas en secreto para desahogarte, pero quiero que sepas que tus defectos son los defectos más perfectos que he conocido. Y que esos jeans que te pusiste la primera vez que salimos a cenar, te quedan estupendos, aunque tú digas lo contrario; No quiero enrollarte más porque tengo que ir al aeropuerto en busca de un vuelo. Quiero que seas feliz y que puedas cumplir todos tus sueños sin mi ayuda. Y si por alguna razón me necesitas, simplemente mira al cielo y piensa, que por muy lejos que estés de mi, siempre estaremos mirando el mismo azul. Y piensa, que hasta ahí me llevaste cada vez que me besaste.
PD. Te puedes quedar con mi apartamento, sé que lo cuidarás genial. Las llaves las tiene Perrie.
Te quiero princesa.’  

Levanté temblando la mirada hacia Perrie. Sus ojos azules estaban completamente rojos, ella estaba también 
emocionada. Mis ojos llevaban llorando todo lo que había durado la carta, porque no podía creerme que Harry se hubiera ido… ¿De verdad pude pensar que lo mejor era estar sin verle? ¿De verdad alguna vez se me pasó por la cabeza el pensar que al irme a España y no verle me iba a ser más fácil? Ahora me doy cuenta que no. Y ahora no tenía más remedio que aguantar la rabia que llevaba dentro. Sólo me quedaba fingir y crear una farsa de toda esta historia. Ahora el pensamiento que se me creó un día en mi mente, se había hecho realidad. Estaba lejos, muy lejos de mí. ¡A saber donde!

-Estará bien. – Intentó animarme Perrie. Yo intenté vocalizar pero el miedo y el desconcierto se apoderaban de todos los músculos de mi cuerpo. –Vete a descansar, cuando venga Liam necesitará verte bien... – Yo la miré y rompí más a llorar aún. -____, piensa muy bien la opción de casarte con Liam, es algo realmente serio. No es una tontería que se hace para pasar el rato… - Las palabras de Perrie me habían hecho entrar en razón. Si de verdad hubiera algo que me pudiese calmar en ese momento, era el que alguien me trajese unos billetes. ¿Destino? Harry. – A mí también se me hace muy duro todo esto, porque estoy en el medio. Mi mejor amiga está rota por dentro porque quiere a un chico, que casualmente es mi hermano. No es nada fácil ver a dos de las personas que más me importan rotas, y rotas porque están el uno sin el otro. Si yo fuese tú dejaría todo estar, sí, pero no me casaría con Liam. Es algo que si lo haces te arrepentirás siempre…
-Pero prometí a Harry rehacer mi vida con Liam. – Alcancé a decir.
-No siempre puedes cumplir tus promesas. Él piensa que tu felicidad estará retomando tu pasado, pero no es así. Siente dentro tanta culpa de que sin quererlo haya roto una pareja que lo único que pretende es que todo entre vosotros vuelva a ser igual, pero yo sé que no lo será. Lo sé al igual que tú. Pero, ahora, lo que debes hacer es olvidarte de él… En cuanto a Liam, ya te he dicho mi opinión, tú decides.

Perrie se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Después se fue a la planta de arriba. Yo daba pequeños sorbos de té mientras miraba aún la carta que permanecía encima de la mesa de la cocina. Impotencia, rabia, dolor. Era un cúmulo de cosas que se juntaban en una y que en cualquier momento explotarían creando una consecuencia: El soltarle todo a Liam.

Cambiando de tema, Liam y Zayn verdaderamente habían hecho muy buenas migas. Yo, estaba triste y desorientada por todo lo que había pasado. Todo había pasado tan rápido, todo había cambiado tan instantáneamente que el acostumbrarme a esto sería muy, muy difícil. Muchas veces me culpaba a mí misma, porque me daba rabia de no ver a Liam como le había visto siempre. Me castigaba porque todo era mi culpa al fin y al cabo. Me gustaría los días que Liam estuvo en Londres haber estado como una pareja normal y corriente, paseando felices en las calles de Londres, pero todo estaba reciente, y en mi cabeza no cabía esa posibilidad.

~

Llegó el día que Liam partía para España, ya que era Lunes y yo tendría que empezar a trabajar. Nos fuimos de madrugada al aeropuerto, para que a mí me diese tiempo a entrar con tiempo a mí trabajo. Sinceramente, yo ya estaba mejor. Había asumido al menos un poco que Harry desaparecería de mi vida, y llegué a la conclusión de que por el momento, era lo mejor.

-Te echaré de menos, menos mal que en poquito tiempo nos vemos de nuevo. – Me dijo Liam cuando llegaba la hora de despedirse.  
-Y yo a ti. Diles a mis padres que les quiero muchísimo y que los echo de menos. Te quiero. – Le dije. 

Después me besó y me abrazó fuertemente. Cogió sus maletas y desaparecía por el fondo de ese pasillo del aeropuerto de Londres. Cuando ya iba a girar la esquina, me hizo un gesto con la mano. De nuevo Liam se iba de Londres, y yo ahora, estaría más sola que nunca.

Cogí el tren que me dejaba cerca de mi trabajo, como lo hacía a menudo. La gente iba deprisa y el estrés de la ciudad en las horas puntas era enorme. Esquivábamos todos nuestros bolsos o mochilas o incluso nuestros hombros mientras caminábamos por esas calles. Al fin llegué a la oficina donde trabajaba, porque era muy agobiante caminar así. Subí a mi despacho y me senté. Miré el ordenador y comprobé que no tenía nada que hacer, pues Niall aún no habría llegado para encargarme trabajo. En ese momento, mi móvil comenzó a vibrar.

-¿____? – Me preguntó una voz de una chica. Limpia y agradable. – Soy Cris, no sé si te acordarás de mi. Llamaba porque me dijo Lou, mi novio, que Harry se había ido a otro país a trabajar y que buscabas compañera de piso, y yo me quiero independizar y…
-Oh, hola Cris. ¡Eso es genial! – Y lo era, realmente lo era. Viviría con alguien que me mantendría entretenida al menos el tiempo que estuviese en esa casa, ya que todo, absolutamente todo me recordaría a él…
-Entonces, ¿aceptas? – Me preguntó entusiasmada. – Tranquila que no me llevaré a vivir con nosotras a Louis, él vive aún con sus padres. – Me dijo.
-No, no te preocupes, tampoco importaría. – Le dije.
-¿Te viene bien que me mude mañana? Prefiero empezar cuanto antes.
-Claro, fantástico. Mañana hablamos entonces.

Como esa chica me explicó, Harry debió informarla de que se fue y ella decidió venirse a vivir conmigo para que yo no estuviese mal… esto era idea de Harry, algo me lo decía. Él era como un ángel, me cuidaba desde la distancia, me cuidaba aunque no estuviese a mi lado. Era increíble. Mi vida volvería girar y esta vez deseaba que fuese para bien. Aunque pensé en algo: ¿Harry no le dijo que yo y él éramos pareja? Creo que tendría que empezar a aclarar algo con alguien… 

PD. DEJA UN ME GUSTA JUSTO DEBAJO SI QUIERES EL SIGUIENTE :) 


Capítulo 17.


Espera, espera. ¿Liam me acababa de pedir matrimonio? ¿¡QUÉ LE DECIA YO AHORA!? ¿Le confesaba todo? Eso era imposible, no podía. ¿Le decía que sí? Pero, ¿de verdad quería decirle que sí? Casarse. Casarse significa ser uno. Casarse sería independizarse. Vivir juntos, tener una familia… ¿De verdad era Liam quien quería que ocupase ese puesto en mi vida? Estoy segura de que hace unos meses hubiera contestado que sí pero… ¿Ahora? Pensé en Harry. Prometí rehacer mi relación con Liam. Prometí no ser otra persona diferente a la que era antes de venir a Londres con él. La otra yo de hace unos meses hubiera contestado que sí, con lo cual…

-Sí… sí quiero. – Dije.

Una sonrisa se le dibujó en su rostro. Una sonrisa que vagamente me contagió. La gente nos miraba alegre, aun que no entendiesen la mitad de las palabras que habíamos intercambiado.

Parece que cada vez que me subía a esa noria me bajaba con sentimientos totalmente alborotados. Me iba a casar con Liam… Eso quería decir que debería de empezar una nueva vida, una vida desde cero. Una vida que mi cabeza no terminada de encajar. Un nudo en mi estómago de nuevo estaba presente. Pero esta vez no era un nudo de enamoramiento, sino de angustia. Una angustia de saber  que ahora sería cuando jamás podría estar con Harry…


Volvíamos a casa de Perrie en un taxi mientras que el me miraba con los ojos llenos de ilusión. Yo fingía estar contenta, pero necesitaba llegar a mi casa para desahogarme. Necesitaba llorar. 
Bajamos del taxi y estábamos en la puerta del enorme chalet de Perrie.

-Una pregunta. – Dijo Liam mientras yo intentaba abrir la puerta de fuera con el juego de llaves que me había prestado Perrie. -¿Volverás a España cuando nos casemos? – Preguntó.
-Claro… supongo que si nos casamos es para estar… juntos, ¿no?
-¿De verdad quieres hacerlo? No pasa nada si tienes miedo al matrimonio. Sabes que yo respeto que no creas en todo esto. Si no quieres olvidamos esto y ya está… - Ese era el momento para darle la razón. Ese era el momento para decirle que todo lo que estaba diciendo era lo que realmente sentía, pero no. No lo hice.
-Claro que quiero. Además se que a ti te hace ilusión. Lo haremos ¿vale? – Le sonreí para transmitirle seguridad y para calmar un poco a mis lágrimas.

Estábamos delante de la puerta de el interior de la casa, encajé la llave y entré yo primero. Atravesamos el pasillo mientras él me rodeaba por el cuello con su brazo, pues era un poquito más alto que yo. Fuimos hacia el salón, donde estaba Perrie, Zayn y… ¡Harry! ¿Qué hacía Harry ahí? Ahora no era el momento de verle de nuevo. Ahora no podía… Parecía que el destino no quisiese por nada del mundo que desapareciese de mi vida. Me lo encontraba en los sitios más inoportunos… Mi mirada iba asombrada a sus ojos, mientras él me miraba con miedo. Sorprendido y dolorido, la situación para él debía de ser también muy, muy complicada.

-¿____? ¿Qué te pasa? Llevas todo el día empanada. – Me dijo Liam.
-Dime. – Dije mirándole rápidamente a los ojos, para que no se diese cuenta de que mi mirada fue desde un principio a Harry.
-Que si no me vas a presentar a estas personas.
-Ah, claro. Él es Zayn, Perrie, y… - De nuevo le miré – Y él es Harry. – Terminé.
-Oh, tú debes de ser el hermano de Perrie. – Dijo Liam a Harry.
-Sí, ¿cómo lo sabes? – Contestó Harry.
-____ me informó. – Después de que Liam dijese eso, Harry me miró incomodado. 
-Bueno, pues cenemos! –Dijo Perrie. Le hice un gesto de que eso era mala idea, pero ella no captó la indirecta.
-No, yo me voy. – Dijo Harry.
-Ah, ah. – Dijo negando Perrie. – Tú de aquí no te mueves hermanito. Te quedas aquí como todos.

A Harry no le quedó otra opción que aceptar. Perrie preparó un coctel de una variedad de cosas inglesas deberían de ser. Nos sentamos en la mesa enorme donde ya habíamos cenado alguna vez. Mantenían una conversación Liam y Zayn entretenida. Parecían haber congeniado muy bien. Harry se sentó en frente mía y no podíamos parar de mirarnos, pues el fuego cada vez crecía más.  Era algo imposible, algo prohibido que parecía crecer cada vez que cruzábamos miradas.

-¿Y qué tal si vamos a la cocina a por algo de beber? – Perrie interrumpió aquella situación tan ajena al mundo real que compartíamos Harry y yo entre miradas compenetradas.
-¡Claro!- La siguió Zayn. – Acompáñanos Liam. – Parecía que Zayn entendía que yo necesitaba estar con Harry.
-Yo me salgo a fuera, necesito tomar el aire. – Dijo Harry.

Harry se levantó y acto seguido se levantaron Zayn y Liam. Perrie esperó un poco. Cuando ya estaban lo suficientemente lejos se agachó y me susurró.

-Ve con Harry, yo entretengo a Liam.

Perrie era una gran amiga. Sabía perfectamente la situación que estábamos viviendo, y que todo esto que yo hacía estaba mal, pero sin embargo siempre estaba ahí para ayudarme y siempre, siempre estaba ahí para convencerme de que lo que yo decidiese hacer, estaba bien hecho.

Después de decirme eso, se levantó y fue hacia la cocina. Yo me levanté inmediatamente y salí al jardín donde Harry estaba sentado en las escaleras, acariciando a Tobie, el perro de Perrie.

-Te he hecho caso. – Le dije mientras que se me sentaba a su lado. – No le he dicho nada a Liam.
-Hiciste bien. – Me contestó.
-Ayer encontré esto en mi chaqueta favorita. – Dije sacándole el folio donde estaba escrita esa canción. -¿La escribiste tú para mí? – Él asintió con la cabeza. – Pues… ¿Entiendes ahora por qué me estoy enamorando de ti?
-Eso lo hice cuando quería enamorarte de verdad. Ahora no quiero. Ahora quiero desaparecer de tu vida, pero parece que vaya donde vaya te encuentro…
-Quizá sea porque el destino no quiere separarnos…
-Yo no creo en el destino.
-Pues al menos cree en que te quiero. 
-No. No lo digas.
-Te quiero, Harry.
-¡Para!
-Te… - No pude terminar de decir esa frase, Harry me cogió de la cara y condujo mis labios a los suyos. 
De nuevo me besó. De sentía su aliento, sus labios, su olor pegado a mí. Bajo aquella luna de Diciembre, en el jardín de la casa más bonita que había visto jamás, al lado de un perro de razas mezcladas y al lado del chico al que quería. De nuevo esa fuerza sobrenatural nos rodeaba. Mis labios ahora estaban donde querían estar: pegados a los de Harry.

 Él me soltó la cara y miró de nuevo a las escaleras. Yo aún estaba en shock.

-Está ahí dentro Liam… - Le dije.
- Te advertí que no lo dijeras más, sabía que no me podría contener.
-Harry… Mi vida cambiará si no le digo la verdad. Necesito contarle a Liam todo…

La puerta de la casa se abrió.

-¿Decirle qué a quién? - ¡Era Liam! Yo le miré asustada mientras Harry mantenía la mirada asustada en los azulejos de las escaleras.
-Que debes de dormir en la habitación de el final del pasillo, Harry vino andando y no ha traído coche, y ahora es demasiado tarde para que se vaya a su casa… - Improvisé. Harry me miró queriendo interpretar lo que acababa de decir.
-Oh, por supuesto. No hay problema. Yo me voy a la otra habitación. – Dijo Liam. Yo, suspiré de alivio. – Deberíais de pasar a dentro, cogeréis frío.
-Claro. Ahora pasamos. – Dije. Liam me sonrió y cerró la puerta de la calle. Mi mirada fue directamente al pelo que colgaba de la cabeza de Harry mientras su mirada iba dirigida aún al suelo.-Debes de quedarte a dormir, no creo que a tu hermana le importe…
-No pienso quedarme aquí a dormir, ____. No quiero verte tomar de nuevo té antes de acostarte. Me ha costado hacerme a la idea de que no volveré a verte hacerlo
-Pues no lo tomo.
-Pero no pienso verte en pijama otra vez.
-¡Pues duermo en ropa de calle! ¿No entiendes que daría todo lo que fuese por entrar ahí y poder besarte sin miedo a que Liam se entere?

Harry me miró y sonrió. Esa sonrisa que me hizo sonreír a mí también. Era la primera vez en los últimos días que sonreía con sentimiento.

-Vamos anda, entra adentro. Nos vamos a quedar fríos. – Dije. Me levanté yo primero y después se levantó él. Entramos los dos y yo fui hacia la cocina, Harry fue hacia el salón. En la cocina solo estaba Perrie, con lo cual, vi la oportunidad perfecta para contarle todo.
-Perrie… ¡Me he besado otra vez con Harry! – Ella se giró rápidamente y me miró sin apenas pestañear. –Pero lo peor es que esta mañana me dijo que bajo ningún concepto le contase nada a Liam de lo que pasa entre él y yo… ¡Y Liam me ha pedido matrimonio! – Perrie no daba abasto con lo que le estaba contando.– Y no sé porque pero le dije a Liam inventando una excusa que Harry se quedaría hoy a dormir aquí… No te importa, ¿verdad?
-Oh dios mío nena… Claro que no me importa pero… ¿estás segura de que te quieres casar con Liam…?
-No. No estoy segura, porque estoy confusa, realmente confusa. Quiero a Harry. Amo a Harry. Pero con Liam ha sido mucho tiempo y creo que aún no es tarde para rehacer todo esto...
-¿Harry sabe que tú y Liam os casaréis?
-No… no he podido decírselo aún.
-Díselo. Antes de que esto vaya a más…

Me aconsejó mientras que llegábamos al salón. Solo estaban Zayn y Liam.

-¿Y Harry? – Preguntó Perrie.
-Subió arriba. Hablamos cinco minutos y dijo que no se encontraba bien. Dijo que se iba a dormir. – Contestó Zayn.
-Yo también me voy a dormir. – Dije.
-¿Ya? – Exclamaron todos. Yo asentí con la cabeza.
-Bueno, está bien. Liam, quédate aquí con nosotros. – Dijo Zayn.
-No, yo también subiré. Estoy algo cansado del viaje… ya sabes. – Contestó Liam.

Y así lo hicimos. Subimos los dos por esas escaleras, hasta que llegamos a la puerta de mi habitación. Él me abrazó y me dio un beso de buenas noches. Ese beso que mi corazón solo sabría denominarlo de una manera: Rutina y mentira.
Abrí la puerta de mi habitación y me puse el pijama. Abrí la cama y apagué la luz. Pasaron unos veinte minutos y yo seguía observando el techo de esa habitación cuando alguien abrió mi puerta. Me incorporé del susto.

-¿Cuándo me lo pensabas decir? – Era Harry.
-¿Decirte? ¿El qué? – Pregunté alarmada.
-Que te vas a casar. ¿Cómo he podido ser tan imbécil de volverte a besar? He caído de nuevo en tu juego. – Dijo.
-¿Piensas que para mi eres un juego? – Le dije.
-No. No, no lo sé, _____. Todo esto es sumamente complicado para mí. No sé porque contigo me pasa esto. Jamás he llorado en mi vida como lo estoy haciendo estos días. Y el escuchar decir a Liam que te ibas a casar con él me ha destrozado. Me ha hundido. Me ha hecho darme cuenta de que te pierdo, para siempre.
-No, no estoy segura de casarme con él. Y no es porque no le quiera, porque ha sido un año junto a él y te puedo asegurar que aunque sea lo mínimo, le quiero. Debo de admitirlo...
-Lo harás. – Me interrumpió Harry. –Tu vida está junto a él. Yo me quitaré del medio y no me interpondré mas, ¿vale?
-No, no quiero… No quiero perderte, Harry.

Harry me abrazó. Su fragancia ya vaga de nuevo me envolvía. Me apretaba tan fuerte en ese abrazo que hasta sentía los latidos de su corazón.

-¿Me prometes una última cosa? – Dijo mientras que sus lágrimas resbalaban por su cara.
-Lo que sea.
-Que me recordarás siempre.
-Jamás voy a poder olvidarte…  - El me sonrió mientras limpiaba mis lágrimas. Me besó la frente y se dirigía hacia el pomo de la puerta. 
-Y al final no dormiste en ropa de calle, fallaste. - Me dijo mientras me lanzaba una sonrisa antes de salir de la habitación.

Y a partir de ahí, mi vida dio un nuevo sufrió. Un cambio que me obligó a cambiar como persona, a cambiar completamente mi vida en tan solo unos meses. Pero algo dentro de mí, muy a mi pesar y muy en mi contra, decía que era lo adecuado: Rehacer mi vida con Liam y olvidar a Harry.


PD. Si quieres el siguiente dale me gusta justo debajo de aquí ↓ ↓ 


Capítulo 16.


Estaba en el aeropuerto. Esperaba a Liam. Ese día me lo cogí libre en el trabajo, pues quería estar con él. Estaba nerviosa. No sabía cómo reaccionaría al verle, y no sabía cómo le contaría lo de Harry, porque necesitaba contárselo. Mientras esperaba en aquel banco del aeropuerto sentada, pensaba en todo lo que había cambiado mi vida desde que pisé esa ciudad. También pensaba en Harry, ¿qué habría sido de él en estos días? No sabía nada de él, tampoco había intentado contactarle porque sabía que tanto él como yo, necesitábamos tiempo. Y allí estaba Liam, agarrado de una maleta acercándose a mí.

-¡Cariño! - Gritaba mientras se acercaba más a mí.
-¡Hola! ¡cuánto tiempo! – Le dije mientras me alzaba dándome un abrazo.
-Estas preciosa. Ese pelo te queda muy favorecedor. ¡Te he echado tanto de menos!
-Gracias… - Le dije simplemente. – Vamos, vamos a mi casa.

Tenía todo planeado. Quería contarle toda la verdad a Liam, todo, absolutamente todo. Su sonrisa era perfecta y echaba de menos verle, pero siendo sincera, por dentro estaba demasiado muerta como para pensar en su sonrisa. Y ahí estaba el momento en el que me di cuenta de que de verdad quiero a Harry, el momento cuando besé a Liam, no sentí lo mismo que cuando besé a Harry. Quizá porque aquello que sentía por Harry era enorme. Inmenso. 

Mientras estábamos en el taxi yendo para casa de Perrie, él me contaba su experiencia en el trabajo mientras yo le miraba con los ojos perdidos.

-Ya hemos llegado – Dije abriendo la puerta de la  casa de Perrie.  
-Vaya, que bonita casa. Es grande… - Exclamó mientras miraba para todos los lados.
-Sí. – Le dije sonriéndole. – Ven, te llevaré a tu habitación.
-¿No vamos a dormir juntos? – Dijo.
-No,  no podemos.

Le llevé a la habitación que estaba al lado de la mía, que era la que había pedido yo misma a Perrie que reservase para Liam, pues el ambiente no iba a estar del todo bien como para dormir juntos. Abrí la puerta y le enseñé la habitación. Pero algo, quizá el destino, jugó en mi contra.

-¿Quién es ese de la foto? – Me preguntó. Ese de la foto era Harry. Perrie tenía una foto de Harry justo en la mesilla de la habitación.
-Mmm… - Pensé el qué decirle. – El hermano de mi compañera de piso…
-No sabía que tuvieses compañera de piso. – Me dijo.
-Ya, cambios de planes. – Le dije.
-¿Y conoces a ese chico? – Me preguntó de nuevo Liam. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mi boca se abrió y pronunció.
-No. – Mentí, de nuevo.

Y mientras mentía a Liam pensaba. Y no. No sentía lo mismo por Liam. Estaba totalmente reacia a cualquier gesto de amor que me hacía. Yo no paraba de pensar en Harry.

~

Después de acomodarse, fuimos a comer a un restaurante italiano que estaba cerca de la casa de Perrie. Un restaurante elegante donde nos sentamos en una mesa de dos, al lado de una ventana. El lugar en el que quería confesarle todo a Liam. Estaba segura, más que nunca.

-¿Y qué tal tu trabajo? – Me preguntó mientras bebía de su copa.
-Bien. Normal. Suficiente para ganarme un dinero. – Liam no notaba mi forma de comportarme.
-Pues el mío es genial. He conocido a gente nueva y estoy deseando que vengas de nuevo a Barcelona para presentártela.

 Mis oídos oían lo que Liam le decía, pero no le prestaba atención. Mi atención se la llevaba el chico que estaba sentado justo en el banco de en frente. Con un gorro y con su pelo saliente de ese gorro. Era indudablemente él. Era Harry.

-Voy al baño. – Fue lo único que escuché de nuevo de la boca de Liam. Yo le sonreí asintiendo mientras no quitaba ojo a ese chico.

Me levanté de la silla y abrí la puerta de ese restaurante. Necesitaba tomar aire, necesitaba procesar todo eso que me estaba pasando. No tenía intenciones de cruzar esa calle e ir a ver a Harry, pero lo terminé haciendo. Crucé la calle mientras su  mirada seguía yendo fija hacia el suelo.

-Harry… - Dije. Él levantó su mirada hacia a mi y se sorprendió.
-¿Qué haces aquí? – Me preguntó. -¿No deberías de estar con tu novio?
-Está ahí dentro…
-¿Por qué sales? ¿Estás loca? Te podría descubrir… - Intentó convencerme de que volviese al restaurante, pero yo no le hice caso.
-Harry… yo te quiero a ti. Necesito que lo sepas, necesito decírtelo cada día… Ahora que le he visto estoy aún más segura de lo que siento…
-Tú me quieres, ¿no?
-¡Claro! – Le exclamé sin pensarlo.
-Entonces no le digas nada de mi existencia a tu novio. Sé feliz con él. Recuerda esto como una simple anécdota que ha pasado por alguna razón que ni tu ni yo sabemos. Pero ha pasado.
-¿Quieres que esté con mi novio sin quererle? – Le pregunté alarmada. Él simplemente me miró y confirmó con una agitación de su cabeza.
-Es lo mejor.- Añadió. – Para ti porque yo jamás me tuve que meter en tu vida, y para mi, porque así se que eres completamente imposible.
-Entonces… ¿quieres decir que no podremos ser como antes éramos? – Pregunté.
-Lo hago porque sé que yo solo soy un capricho en tu vida. Que tú a quien de verdad quieres es a tu novio. Será lo mejor. Júramelo, por favor, _____
-Lo… lo juro…

Mis ojos se inundaban mientras yo pronunciaba esas palabras. Los suyos eran fuertes esta vez, así que permanecieron intactos.

-Creo que te buscan… - Me dijo Harry mirando al otro lado de la calle.
-Pero… yo te quiero… - Dije sin miedo a que Liam me escuchase.
-Si me quieres haz lo que te he dicho. – Mi mirada fue hacia Liam mientras él miraba para todos los lados de la calle, en busca mía. –Hazlo. - Insistió Harry.

Me retiré unos pasos de él y aterricé en el asfalto. No le quitaba ojo, pero Harry se giró y comenzó a andar calle arriba.

-¡Ahí estás! – Gritó Liam. -¿Qué haces? ¿Por qué saliste?
-Vi a una compañera de trabajo, me acerqué a saludarla.

Liam me sonrió y pasamos de nuevo al restaurante. La comida ya estaba servida.

-¿Y qué era eso que me tenías que decir tan urgente? – Me preguntó. Ahora era el momento en el que yo debería de contarle todo lo que pasó con Harry, pero juré no hacerlo. Se lo juré a él, y pensaba cumplirlo, al menos por el momento.
-Me han ascendido en el trabajo. – Improvisé.
-Oh, eso es fantástico!

Liam era una gran persona y no se merecía todo lo que le había hecho estos últimos meses. Pero sinceramente, no lo hice con ninguna mala intención. Si no hubiera besado a Harry, jamás me hubiera dado cuenta de que me estaba enamorando de él, y jamás me hubiera enterado de que Harry también me quería a mi…

-¿Y vendrás a España por Navidades? – Me preguntó Liam. – Quedan apenas dos semanas. - ¡Navidad! No me acordaba…
-Pues… supongo… - Sí. Suponía pero quería ir a España. Debería de ir a España por Navidad.
-Genial. Así te puedo presentar a todos mis amigos del trabajo, como ya te dije. Además que las navidades es para pasarlas en familia. Tus padres te echarían de menos si no estuvieses ahí esos días.

Liam tenía tanta razón. Además que era una gran ventaja, era la única manera de olvidarme de Harry. El irme de ese país. El no verle  por un tiempo, el no ver a nadie ni a nada que tuviese que ver con él. Era la única manera de poder mantener mi promesa.

Aun que, todo esto que yo estaba haciendo estaba mal. No paraba de meter la pata y hacer todo lo contrario a lo que debería de hacer en una vida normal. Pero, sabía que Harry me pidió que no le contase nada a Liam porque era de la única manera que supuestamente yo fuese feliz. Harry se estaba comportando realmente bien conmigo, al igual que Liam. Quería a dos personas que eran un cielo las dos. Pero en ningún momento mi intención fue hacerle daño a ninguno de los dos.

-¿____? – Liam interrumpió mis pensamientos. -¿Estás bien?
-Sí. Claro.
-¿Quieres que vayamos a el  London Eye? – La pregunta de Liam me sorprendió.
-Cla… claro. Genial. – Mi cabeza solo tenía en ella una imagen: La de  Harry agarrándome por la cintura.

Un taxi nos llevó hasta él. De nuevo estaba pisando el suelo que un día pisé con Harry y de nuevo pisaría una de esas cabinas donde estuve con Harry. Me sentía realmente mal. No quería hacerle esto a Liam. Le estaba engañando y me estaba engañando. No quería seguir viviendo en esta farsa. Pero no me quedaba otra. No podía abrir la boca.

-¡Vamos! – Me animó Liam. Era nuestra hora de subir a esa cabina.

De nuevo subía por esa noria tan famosa de la ciudad de Londres. La ciudad donde había descubierto una parte de mi que jamás podría haber sabido, una parte de mi que jamás podría haber descubierto si Harry no hubiera aparecido en mi vida. Esa ciudad que se supone que solo me iba a dar trabajo y una vida durante una época de mi vida, me dio algo que valía más que todo eso junto. Me dio a Harry. Me dio a la persona que me enseñó a amar. A la persona que me enseñó a enamorarme.

Agité la cabeza. Quería sacarme esa idea de la cabeza. Necesitaba sacarme a Harry y a todos los momentos que había vivido con él.

-¿Qué te ocurre? – Me preguntó Liam.
-Nada, estoy bien. – Le sonreí.
-Estas vistas son muy bonitas.
-La verdad es que si. Son preciosas.
-No más que tú. – Me miró y sonreímos. – Y bueno, creo que ya es el momento. – Dijo Liam. Le miré extrañada mientras él rebuscaba en el interior de su bolsillo. – Hemos compartido tanto tiempo juntos, tantas cosas. Has sido mi primer amor y con quien quiero compartir el resto de mi vida, así que… ¿quieres casarte conmigo? 


Capítulo 15.


Quité el gorro de esa chaqueta que Harry llevaba, y le bajé la pequeña bufanda que tapaba la mitad de su boca. Le miraba fijamente a los ojos que ahora eran más rojos que verdes a causa de las lágrimas. Me iba acercando lentamente a su boca. Quería besarle de nuevo. Sé que estaba mal, pero ya había metido la pata, ¿qué más daba?

-No. – Dijo él. – No puedes. No quiero meterme más en medio. Ese chico no tiene culpa de nada de que su novia sea una mentirosa. – Añadió. – Porque a veces con un lo siento no vale. Me voy a casa.

Me quedé completamente perpleja. Miraba como la silueta de Harry cruzaba la carretera mientras se colocaba de nuevo el gorro y metía sus manos en los bolsillos. Dejé caer mi cuerpo durante unos minutos en el banco, que estaba empapado. 
Ahora mi mirada iba lentamente al suelo mientras las gotas caían en el sitio donde hacía unos segundos Harry estaba conmigo. ¿Por qué no podría venir ahora alguien que me ayudase a borrar todo lo que acababa de pasar en mi cabeza? Me vendría bien que despertase totalmente y que esto solo fuese un sueño. Que Harry nunca hubiera aparecido nada más que en mis sueños. 

-Oh, cariño… - La chica rubia que me entendía a la perfección parecía que había llegado en el momento justo. -¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? – Era Perrie. Yo me levanté de aquel banco en el cual me acababa de sentar y la abracé. Simplemente con el abrazo, ella debió de saber lo que acababa de pasar.
-Vamos a mi casa, entiendo que las cosas entre Harry y tú vuelven a estar mal…

Montamos en el coche. Ella había sido mi ángel de la guarda. Que ella hubiera dado conmigo fue pura casualidad. Pasaba por ahí de vuelta a casa después de un largo día en su trabajo. Perrie no tenía porque hacer todo esto, yo estaba haciendo daño a su hermano. Pero sin embargo, lo hacía. Me ayudaba, como nadie lo había hecho nunca jamás.

Pasaron un par de días. Seguía en casa de Perrie con su compañera de piso, Clara. Era una chica muy simpática, pero apenas teníamos contacto. Yo trabajaba por la mañana y ella por la tarde, así que, no mantuvimos mucha relación en esos dos días.

En cuanto a Harry, no tenía ni idea de que tal estaba. Me dolía muchísimo el saber que le podía haber hecho daño, y pensaba que la mejor manera era mentirme a mí también y pensar que alejándome de la realidad sería como curaría todo mi dolor.

Con Liam había hablado  y me había confirmado que llegaría en un día y medio.  Ya le advertí que le tenía que contar algo. Algo importante. Estaba decidida a contarle todo y estaba decidida a dejar esta relación. Perrie también me dijo que me podía traer a Liam a su casa los días que él estuviese aquí.

~

Salía del trabajo. Eran las 4 de la tarde e iba camino a coger el tren que me dejaba cerca de la casa de Perrie. Pero pensé que lo mejor sería ir a casa a por mis cosas, ya que esos dos días estuve con ropa de Perrie todo el rato. Y así lo hice. Bajé en la estación más cercana a el apartamento de Harry y caminé por la misma calle que paseé el primer día que pisaba tierras inglesas con Harry. Las luces de Navidad adornaban la gran calle y la gente estaba ilusionada a causa del espíritu navideño. Y de nuevo estaba ahí, delante del portal, apunto de subir esas escaleras. Mi vida de nuevo correría el riesgo de un cambio. Subí aquellas escaleras y entré al portal. Ahí estaba Charlie, el portero. Como siempre, intercambiamos una sonrisa ambos en símbolo de saludo. Subí al ascensor y llegué al rellano del tercer piso. Temblando, saqué mis llaves del bolso y las encajé. Abrí y inspeccioné con la primera mirada todo el salón. No había nadie. Giré la esquina y ahí estaba él. Sentado en la mesita donde comíamos, mirando la televisión con un aspecto totalmente desganado.

-Hola… - Le dije. Él levantó la mirada y me miró. No me dirigió ninguna palabra. - Vengo a recoger mis cosas.
-¿Te vas? – Me preguntó después de un casi eterno silencio. No mostraba ningún tipo de miedo por el volver a quedarse solo, el poder perderme. La rabia se apoderaba de él y parecía ganar el pulso a el miedo de volverse a quedar solo.
-Sí…  - Él me miró y encogió los hombros de forma pasota.

Ignoré el comportamiento de Harry y fui a la habitación. Abrí mi maleta mientras colocaba todas mis cosas dentro. Me entraron muchísimas ganas de llorar, pero sabía que tenía que soportarlas. No debía recaer de nuevo. Acabé de guardar las cosas y bajé las maletas de mi cama. Las arrastré hasta el salón donde Harry no había cambiado de postura.

-¿Pensaste algo? –Le pregunté. No pude evitarlo.
-¿Y tú? – Contestó a mi pregunta con otra pregunta.
-No… - Negué.
-Entonces. – Harry estaba muy borde. Ya me advirtió Perrie que odiaba las mentiras.
-Me voy.

Él no hizo ningún gesto de que le importase. Ni siquiera me miró. Cogí mis maletas y me fui a casa de Perrie de nuevo. Esta vez en taxi. De camino solo podía pensar en ese comportamiento de Harry. El ir allí me destrozo mucho más. Pensé que a lo mejor cambiaban las cosas, pero me hundió más de lo que ya lo estaba.

Llegué y ni siquiera acomodé mis cosas. Simplemente dejé en medio de la habitación las maletas. Después me tumbé en mi cama y miraba al techo. Aguantaba las lágrimas, no quería derrochar más. Pero sin embargo, la angustia de pensar que en menos de un día Liam estaría de nuevo a mi lado, crecía y a veces me faltaba incluso la respiración. Estaba en mi cuarto cuando llamó alguien a mi puerta.

-Ya he llegado. – Dijo Perrie.
-Hola. – Le dije enviándole una sonrisa desganada.
-Fuiste a por tus cosas por lo que veo. ¿Qué al ha ido la cosa? – Me preguntó. Inmediatamente rompí a llorar. -Te dije desde el principio que Harry se enfadaba mucho… - La mire y asentí con la cabeza.
-Perrie… yo de verdad quiero a Harry. Le quiero a rabiar. Estoy dispuesta a dejar a Liam y a contarle toda la verdad. A quedarme en Londres para siempre si es con él. A cambiar mi vida por completo...
-Tienes que seguir adelante, _____, dejar pasar el tiempo, al fin y al cabo, lo cura todo. Además acabas de encontrar un trabajo. Porque te hayas enfadado con Harry no tiene porque acabar todo. Tu vida sigue, tu rutina. Ya se arreglará. Tú tranquila.– Perrie me transmitió de alguna manera un poco de fuerza que había perdido totalmente en esos últimos días. –Y ahora tengo que dejarte, he quedado para ir a cenar con Zayn. 
Te he preparado una ensalada y la tienes en la nevera, sé que te gustan, es típico de España. – Perrie me cuidaba realmente bien. Era la hermana mayor que vivía conmigo en Londres. –Adiós preciosa. – Me dijo después de darme un beso en la mejilla.
-Adiós y gracias.- La contesté. Ella me sonrió en forma de agradecimiento.

De nuevo sola. Era lo último que necesitaba, quedarme sola en aquella situación. Necesitaba hacer algo. Por eso, me puse los auriculares y decidí colocar mis cosas, mi ropa. Empecé a sacar las cosas y colocarlas en el enorme armario que Perrie de nuevo me había prestado. Saqué una de mis chaquetas favoritas. La iba a colgar en una percha cuando algo se calló al suelo. Algo arrugado. Me agaché y lo cogí. Eché un vistazo rápido encima de ese papel.

‘Sé que no podré hacer todo los sueños tuyos realidad, pero al menos este sí.’ Una frase decoraba la parte superior del folio. Bajé la mirada y comencé a leer una especie de poesía, decía lo siguiente:

You can’t go to bed without a cup of tea
And maybe thats the reason that you talk in your sleep
And all those conversations
Are the secrets that I keep
Though it makes no sense to me.

 ‘se supone que es una canción, y ya sé que no es la mejor del mundo, pero es lo único que me ha salido. Te lo mereces, pequeña.’ Harry 3 de Diciembre.

Esa nota llevaba una canción compuesta por Harry. Una canción compuesta antes de que todo esto pasara. Mis ojos se inundaron de lágrimas mientras pensaba en él. En su perfume, en su voz… en el ángel de pelo rizado que había aparecido en mi vida. En ese ángel que tenía nombre y apellido: Harry Styles.

PD. Capítulo 16 esta noche. 



Capítulo 14.


-RECOMENDABLE ESCUCHAR ESTA CANCIÓN MIENTRAS SE LEE:




Link de la canción para quien no se le escuche: 
http://www.youtube.com/watch?v=y5OMpvE7g50&feature=related


Me puse a llorar y Harry me tranquilizó, con lo que no le conté nada. Él arrancó el coche y salió de ese lugar tan oscuro dirección a casa. Llegamos al apartamento. En cuanto llegamos a casa él me obligó a acomodarme y descansar.

-Ten. – Dijo acercándose con una taza de té a mí. Después de unos minutos en silencio mientras que él observaba como le daba pequeños sorbos a la taza, se decidió a hablarme. – Sé que lo que hicimos a noche fue… muy precipitado. Pero yo… de vedad quería hacerlo. Necesitaba besarte… - Me dijo.

-Yo… yo también Harry… y, eso es por lo que estoy así. Hay algo que debes de saber… - Tomé aire de nuevo. Era el tercer intento que hacía por contarle esta historia. – Quiero contártelo, necesito contártelo, así que por favor, no me interrumpas.

-¿Crees que lo que me vas a decir va a cambiar nuestra relación? – Me preguntó. Yo le miré y él comprendió que así iba a ser. -¿Tan malo es? Me preguntó.
-No te voy a pedir de nuevo que me prometas que no te enfadadaras, porque sé que será muy difícil que no lo hagas…  - Le dije mientras le miraba concentradamente a los ojos. Cogí aire. -Está bien. – Me auto convencí. -No me arrepiento para nada de lo que pasó anoche, pero sé que estuvo mal. No soy quien tú crees… Soy una persona con una vida, una vida opuesta a la que tú crees que tengo. Sé que si te hubiera dicho el primer día todo, todo esto no hubiera pasado. Pero jamás me hubiera dado cuenta de… esto.

-Por favor. – Me interrumpió Harry. – Te pediría que fueses al grano, mi corazón va a cien por hora. – Su cara era totalmente de preocupación.  De nuevo cogí aire mientras miraba a sus ojos tan perfectos.

-Tengo una pareja en España. – Después de soltar esa frase, la boca de Harry se abrió lentamente, mientras que mi consciencia se había quitado el mayor peso de encima de su vida. Sus ojos me miraban perdidos, sin entender nada. Yo lloraba desconsoladamente mientras veía que los perfectos ojos verdes se empezaban a encharcar, y añadí – No te quise contar nada porque en cuanto te vi sentí cosas por ti, cosas que jamás he sentido por nadie, Harry. Tenía miedo, y por eso me fui a casa de Perrie, porque me estaba enamorando de ti y sabía que lo que hacía estaba mal. Mi cabeza decía que no quería besarte, pero mi corazón gritaba con todas sus fuerzas que era lo único que quería hacer en esos momentos. No quise hacerte daño en ningún momento, pero creo que te lo estoy haciendo, y me lo estoy haciendo… - Miré a Harry intentando que él dijese algo, pero era demasiada información.

-¿Por qué…? ¿Por qué no me dijiste nada, ____? – Sus labios temblaban. Era la primera vez que veía a un chico tan afectado.
-Porque algo dentro de mi apareció la primera vez que te vi… algo que me obligó a mentirte, algo que me hizo saber en el mismo instante en el que te miré a tus ojos que eras diferente.
-Harry miraba al suelo intentando disimular sus lágrimas. Yo simplemente me apoyé mis manos en las rodillas y me masajeaba la sien. Mientras intentaba buscar consuelo en algún sitio del mundo, un sitio que se encontraba en el cuerpo de ese chico que tenía en frente derrumbado.

-Pero… -Dije. Él me miró con esperanza, como si él quisiese por todo los medios que lo que le acababa de decir fuese mentira. – Él vendrá en unos días aquí. Obviamente no sabe nada de tu existencia, pero lo sabrá. Pienso contarle la verdad.

-¿Vas a tardar tanto cómo conmigo en decirle la verdad? – Harry estaba en un estado de desesperación totalmente salido de control.
-Harry… le quiero decir a la persona con la que llevo un año que estoy enamorada de mi compañero de piso, que él ni siquiera sabe de tu existencia.

-¿Desde cuándo una persona con la que llevas un año no existe en la vida de las personas? ¿Me viste cara de subnormal? ¿Me intentaste vacilar? Claro, seguro que era eso. – Dijo con una rabia insoportable en su cuerpo.

-¿Crees que para mí va a ser fácil?

-Más fácil hubiera sido si me hubieras contado la verdad desde el primer momento. Jamás hubiera pasado nada entre tú y yo. Te hubiera respetado completamente. Jamás hubiera intentado nada contigo. Yo como un gilipollas intentando que tu estuvieses a gusto. Intentando hacer cualquier cosa por verte sonreír. ¿Por qué fui tan inocente?-
El silencio reinaba en la sala. Yo lloraba desconsoladamente mientras la mirada de él iba directamente al suelo, intentando camuflar sus lágrimas.

-¿Sabes? Si te lo hubiese contado, quizá nunca hubieramos descubierto que nos queríamos. Que me quieres y que te quiero. Que estoy dispuesta a abandonar mi antigua vida y empezar una desde cero contigo... 

-Me voy a dar una vuelta. Necesito pensar. – Dijo. Abrió la puerta y salió.

Y, así llegó ese temido momento que jamás debería de haber llegado. Así llegó el momento más difícil de mi vida. Todo era completa desesperación, completa incertidumbre. Completo agobio. Todo ese entorno se había teñido de gris y todos los recuerdos se habían convertido en puras vivencias, simples vivencias que en esos momentos pensé que jamás podría recuperar. 

Después de una hora en esa situación, me acerqué a la ventana alarmada de la cantidad de lluvia que se había concentrado en muy poco tiempo. Decidí ir en busca de Harry, ya que si no, se iba a empapar.
Bajé a la puerta del portal y eché un primer vistazo a toda la calle. No había ni rastro de él… Comencé a preguntar a la gente que pasaba, pero tampoco le habían visto. Pero en el momento en el que ya me iba a rendir, una silueta que apoyaba todo su peso sobre un banco, me llamó la atención. Estaba completamente tapado y encogido, buscando un refugio en algún cuerpo, al igual que lo hacía yo. Me acerqué cuidadosamente a él. No me cabía duda, había encontrado a Harry.

-Sé que necesitas estar solo y que no quieres verme. Pero quiero que sepas que no lo hice con ninguna mala intención. – Le dije. Él estaba de espaldas. Simplemente se limitó a girarse y mirarme por el único hueco que no tenía cubierto: los ojos. Sus divinos ojos. Aquellos que desde el primer día me cautivaron y me hicieron descubrir sentimientos nuevos. Sentimientos completos de alegría, ilusión, amor…

-Te prometí en el hospital que no me enfadaría. – Dijo Harry. Levanté mi mirada y le miré a los ojos. – Pero jamás pensé que me pudieses hacer esto. Pensaba que confiabas en mí. Pensaba que éramos amigos…
-Ese es el problema. Yo nunca te he visto como un amigo. Nunca tuve el suficiente valor para decirte que tenía una pareja… Yo… lo siento…

- Nos conocemos desde hace algo más de un mes, y te puedo asegurar que ha sido el mes más diferente de toda mi vida. Creo que has sido por la única chica que he intentado dar todo. ¿Recuerdas cuando te lleve al London Eye? ¿Lo recuerdas? Intentaba hacer tus sueños realidad. Intentaba hacerte feliz. Intentaba ser ese príncipe que solo en los cuentos existen. Pero no, no lo conseguí porque ni yo soy un príncipe ni esto es un puto cuento. Siempre he sido un cabrón con las chicas, siempre las he usado. Y contigo, contigo era completamente diferente. – El cielo de Londres parecía llorar acorde con nosotros. Yo solo podía derramar lágrimas y más lágrimas escuchando a Harry gritando todo eso que me estaba diciendo. Cada palabra era una pequeña puñalada en el corazón. –Pensé que tú y yo íbamos a ser diferentes. Que esto llegaría a algún lado. Que esto tendría futuro y tú y yo haríamos una vida. Una vida JUNTOS. Que pasearíamos por la calle y seríamos la pareja envidiada, la pareja perfecta. Eres por la única persona que no me hubiera importado dar todo. Y pensarás que exagero, pensarás que es una tontería, pero eres la única persona que ha sabido sacarame a cada minito, a cada segundo, a cada milésima una sonrisa. La única chica que ha conseguido que me valorase, la única que ha conseguido que luchase por algo. Que me levantase para hacerte una taza de té. Has conseguido hacer que me descubra por dentro. Quizá no te has dado cuenta, pero, creo que me estaba enamorando de ti, ______, Pero ahora... ahora estoy tan confundido… No puedo creer que la chica que pensé que era diferente al mundo, sea igual que todas. 

En ese momento me acerqué al cuerpo de Harry. Estaba completamente helado. Él levantó la mirada y miró a mis ojos. A penas nos separaba un metro y ya sentía ese frío, ese nerviosismo que Harry me transmitía. No quitabamos ninguno la mirada. Permanecíamos con la mirada pegada el uno al otro.

-Quizá no hayas conseguido ser el príncipe que todas las princesas necesitaban en su cuento, pero te aseguro que conmigo no te has comportado como un príncipe, sino como un rey. Eres el único chico que se ha molestado en intentar cumplir cada uno de mis deseos de esa lista que lleva conmigo desde los 5 años... Has sido tú el que los ha ido cumpliendo poco a poco. Deseo número 7. Enamorarme. Llegué a Londres en busca de trabajo y ahora estoy debajo de un montón de lluvia, junto a un chico que todo el mundo denominaría desconocido, cumpliendo cada vez más fuerte mi deseo. Me estoy enamorando de ti Harry Styles... - Harry me miró mientras sus ojos cada vez eran más agua. Cada vez parecían estar más brillantes y sus lágrimas comenzaron a resvalar por todo su rostro, mientras yo pedía a Dios algún tipo de ayuda. Algún tipo de fuerza sobrenatural que me ayudase a vencer esto. Algo que me ayudase a olvidar todo.  -¿Puedo hacerlo una vez más? – Añadí.

-¿El qué? – Contestó Harry. 


Posdata:
Bueno lo primero, aprovecho el capítulo 14 de la novela para agradecer a todas esas personas que están siguiendo la novela. No sé cuantas personas serán pero hacen que mi novela siga adelante. Gracias a todos y cada uno de vosotros, de verdad.
Y lo segundo, quiero informar que a raíz de un poquito más adelante, la novela cambiará, y espero que el cambio sea positivo. Irán pasando cosas. No quiero que la novela se me haga muy larga, pero creo que aún es pronto para acabarla. 
Un besazo grandísimo a todos, y gracias :) 



Capítulo 13.


-Sí, ____, ¿tú me quieres? – Insistió Harry.
-Buenas noches… - Dije recostándome en mi cama.
-Está bien… Lo he entendido. - Dijo cerrando la puerta.

Ahí debería de ser el momento en el que yo iba detrás de él y le decía que sí, que sentía cosas por él, fuertes, muy fuertes, abismales. Que sentía que la respiración me fallaba cuando le tenía a centímetros de mí, y que mi corazón se paraba cuando lo tenía a kilómetros, pero sabía que eso estaba mal. Sabía que no podía ser así. Pero sin embargo, por alguna razón que aún desconozco, bajé de mi cama y abrí la puerta de mi cuarto.

-Harry. –Dije. Él se giró.

Me acerqué a él y le miré los ojos. El pasillo de las habitaciones estaba a oscuras, igual que toda la casa. Me acercaba cada vez más a él, y cada centímetro me costaba más controlar el latido de mi corazón para que éste no saliese de mi pecho. Me abracé a su torso delgado pero fuerte y él me rodeó con sus brazos. Me retiró y me dio un beso en la frente. Le volví a mirar y le agarré de la cara. Y aún mirándole fijamente a los ojos acerqué sus labios a los míos hasta que chocaron, hasta que se juntaron. Su boca y la mía estaban juntas, besándose, sintiéndose como jamás habían estado de cerca. Su aliento era mi aliento. Nuestras bocas bailaban juntas y nuestros cuerpos estaban pegados como si ni siquiera una fuerza extraordinaria fuese capaz de despegarlos. Ahí, en ese pasillo y bajo la oscuridad, nuestros labios seguían pegados, hasta que mi mente ebria, pensó en Liam

-Espera. – Me retiré. – Mierda, mierda, ¿qué he hecho?
-Nos hemos besado… - Contestó Harry.
-Oh, dios mío, ¿qué coño he hecho?
-¿Tan mal lo he hecho? – Dijo Harry preocupado.
-Me voy a dormir… - Dije.

Entré corriendo a mi habitación, cerré la puerta de muy mala uva. Me tumbé en la cama y comencé a llorar. Había traicionado a Liam. Eso, eso era lo único que se me pasaba por la cabeza.

Esa noche apenas dormí, quizá de 4 a 6 que fue cuando mi despertador empezó a sonar. Me levanté. Fui  al baño y me miré al espejo. Tenía un aspecto horrible, mi primer día iba a ser muy largo. Me duché y me arreglé. Después de eso me fui a desayunar. Me preparé un desayuno rápido ya que tenía el estómago cerrado a parte de un dolor de cabeza increíble. Después me arreglé formalmente y me fui a la calle en busca de un taxi. Y así lo hice. Tras media hora en aquel taxi, llegué a unas oficinas. Un edificio enorme de muchas plantas.  Bajé del taxi y me dirigía a abrir aquella puerta cuando Niall interrumpió mi entrada.

-Buenos días, ____ - Me dijo. Estaba justo a mi lado.
-Buenos días, Niall.
-Eres muy puntual, por lo que veo.
-Sí, me gusta serlo.
-Tienes muy mal aspecto, ¿te encuentras bien? – Ese chico fue al grano.
-Sí, sí. Estoy bien.  
-Bien, pues, sígueme,  te enseñaré tu despacho y tu trabajo.

Subimos por un ascensor por el que se veía todo Londres. Niall era muy amable y cercano, lo cual me hizo desconectar un poco de todo lo que tenía en mi cabeza.

-Y este será tu rinconcito. – Dijo mientras me abría la puerta de cristal de una habitación amplía la cual sería mi despacho.- Te dejo que disfrutes. Ahora te traeré algún apartado para el periódico y lo adaptarás, ¿vale?
-Claro. – Le sonreí.

Miré a ambos lados de la habitación mientras Niall salía. De nuevo se me vino a la cabeza la imagen del beso que nos dimos Harry y yo la noche anterior, y mientras me sentaba en la silla de mi despacho, pensaba que necesitaba contárselo a alguien. Contarle a alguien todo lo que había pasado, que me aconsejara.  Saqué el móvil y busqué el número de Perrie.

-Ten, este es el apartado que tendrás que adaptar, te dejo hacerlo como tú quieras, pero que no ocupe más de un folio, por favor.  – Me dijo Niall entrando por el despacho. No pude realizar esa llamada.
-Está bien. – Después de mi afirmación, me dio un taco de folios. Mis ojos se abrieron como platos. - ¿Todo esto?
-Sí… lo siento. – Dijo. Después salió de esa habitación.

No sabía por donde cogerlo, simplemente empecé por leerlo y resumirlo. Después de hacer eso, dejé el taquito encima de la mesa y pasé el resumen al ordenador.
Con eso se me fue bastante tiempo, y ya era la hora de comer. Bajé al comedor que había en la oficina cuando mi móvil empezó a vibrar. Descolgué.

-¡Cariño! Tengo una gran noticia. –Era Liam. ¡LIAM!
-Hola…
-¿Te pasa algo? – Me preguntó extrañado.
-No, nada. – Dije. Todo el mundo del comedor me miraba extrañado, ya que hablaba un idioma totalmente distinto.
-¡Tengo el dinero! ¡En unos días podré ir a verte, cariño! – Exclamó Liam.
-¿¡QUÉ!? – El teléfono me resbalaba por toda la cara, mi corazón empezó a ir apresuradamente y me faltaba la respiración.
-Intentaré coger cuanto antes los billetes, de aquí a unos días estaré allí. Tengo muchísimas ganas de verte.
-Oh, dios mío. – Dije. –Liam, estoy trabajando, luego te llamo.
Colgué mientras miraba un punto fijo. Mis ojos lloraban y todo lo veía demasiado nublado. A raíz de ahí ya no me acuerdo de nada más.

~

-Oh, al fin te despiertas. – Dejo Perrie. Estaba en una cama, tumbada, en una sala que desconocía y que aparentemente era la de un hospital.
-¿Qué hago aquí? – Exclamé.
-Niall me llamó, te encontraron desmayada en el comedor de tu trabajo.- Me explicó Perrie.
-Oh, mierda… ¿Qué habrá pensado ahora Niall de mí?
-___, eso ahora es lo de menos. Ahora pasarán mis compañeros para hacerte pruebas para ver por qué ha podido ser tu desmayo. – Perrie iba vestida como doctora. Estaría en su turno
- Perrie… no hace falta pruebas. Yo sé lo que me ha pasado… - Dije mientras me incorporaba de esa cama.
-No, no te levantes. – Me dijo mientras me tumbaba.
-Disculpad. – Entró un médico. – Venimos a hacerte un análisis de sangre, ____.
-No, esperad. De momento no la vamos a hacer ninguna prueba. Ahora os aviso. – Dijo a aquel doctor Perrie. Él la hizo caso y cerró la puerta.- Dime, ____, ¿Qué te ha pasado?
-Verás… ayer estaba algo bebida y, algo se me pasó por la cabeza que… besé a Harry… - Perrie se llevó las manos a la cabeza.
-¿¡Estás loca!? – Me exclamó.
-Lo peor es que Liam viene a Londres dentro de unos días… ¡UNOS PUTOS DÍAS!
-Ahora entiendo tu desmayo… Madre mía… ¿Y qué piensas hacer? – Me preguntó Perrie.
-¿Qué harías tú? – Pregunté con lágrimas en los ojos.
-Yo hablaría lo primero con Harry y después…
-¿Se puede? – Preguntaron en la puerta. Era Harry.
-Oh, hermanito. – Dijo Perrie. – Os dejo solos mejor. – Dijo levantándose de mi lado y abriendo la puerta. Después me miró y me sonrió con intención de tranquilizarme.
-¿Cómo estás? – Me preguntó Harry mientras se sentaba a mi lado.
-Bueno…
-¿Qué te ha pasado?
-Necesito contarte algo, Harry.
-Sí, dímelo. Yo te escucho. – Sus ojos verdes me miraban con intenciones, con ganas de que le contase que ocurría. Yo, cogí aire.
– Júrame que no te vas a enfadar.
-Te lo juro. – Me dijo.
-Besarnos anoche fue un error. – Le dije.
-¿Por qué?
-Yo… - Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Eh, tranquila preciosa, me tienes aquí. Puedes contar conmigo. Si no quieres hablar, hablamos luego, no te preocupes.
-No, no. – Negué mientras limpiaba mis lágrimas. – Prefiero contártelo ya, sino… - Mis ojos se estaban cerrando despacio.
-Eh, no te esfuerces más. Descansa. Te prometo que lo de anoche no volverá a pasar, si es lo que piensas, que fue un error… no volverá a pasar. Voy a dar una vuelta a comer algo, descansa.
-No, Harry. No te vallas… Necesito…  - Harry me besó la frente y me acarició el pelo.
-Luego hablamos. – Después de esa frase desapareció de la habitación.

Era la oportunidad para contarle la verdad a Harry, y más cuando sabía que era la cuenta atrás para volver a ver a Liam. Pero algo no me dejó. Quizá no fuese ese el momento. 

-¿Qué tal? – Dijo Perrie entrando a la habitación unos minutos después de que Harry la abandonara. Debieron de estar hablando en el pasillo. 
-No, no he podido decírselo… - Dije.
-No te preocupes, ya encontrarás la ocasión para decírselo. Les he dicho a los médicos que no te hagan pruebas, lo único que te ha pasado es que te has desmayado de la presión. – Me comunicó Perrie.
-Tranquila. Yo también se que ha sido eso. –Dije.
-Harry me ha dicho que él se encargaba de llevarte a casa, así que espera a que él venga y podrás irte. – Me dijo. Asentí mientras Perrie abandonaba la sala. 

Estaba sola en esa habitación. No podía parar de pensar de que había traicionado a Liam, pero que estaba traicionando a Harry. No podía aguantar más esta presión, pero tenía tanto miedo de que Harry  me abandonase. De que Harry se enfadase para siempre. Ahora sí que estaba colapsada. Ahora no tenía nada claro. Que quería a Liam, pero que me estaba enamorando de Harry. Era lo único que podía saber con total certeza.

-Vamos. – Dijo Harry abriendo la puerta de la habitación.  – Vamos a casa ya.

Me ayudó a caminar, pues mis piernas estaban totalmente debilitadas. Fuimos hacia el ascensor y subimos. Él me miraba pero no me decía nada. Yo simplemente aguantaba las lágrimas.
Bajamos al parking donde se veía a lo lejos el bmw blanco que Harry tenía. Él me abrió la puerta del copiloto y me dejó pasar primero. Después se puso en su sitio.

-¿Qué es lo que me querías decir? – Me preguntó antes de arrancar el vehículo.
-Yo… - Las lágrimas empezaban a correr por mi cara. De nuevo ese miedo me recorría todo el cuerpo. Tiritaba, pero no hacía frío. Era signo de nerviosismo. –Necesito contarte algo…
-Bien, yo te escucho. – Sus ojos me miraban convencidos de que yo no le iba a defraudar, pero yo sabía que si abría la boca lo haría, y todo entre nosotros dos cambiaría. Le quería, y lo estaba empezando a admitir. –Venga, cuéntame. – Insistió. Yo, seguía pensando cómo empezar a contarle toda la verdad en ese bmw blanco el cual estaba aparcado en el parking de el hospital.