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Capítulo 11.


Tomé aire y lo solté.

-¿Por qué? Llévate a alguna chica a casa, así te entretienes. – Logré a decir.
-Lo de ayer te afectó. – Dijo él.
-No. No malinterpretes. Es una sugerencia y no va con segundas intenciones.
-Entonces, ¿no vienes esta tarde conmigo al partido? – Preguntó.
-No. Tengo cosas que hacer.
-Está bien… Adiós.

Colgó el teléfono.  Después de esa conversación me tumbé en la amplía y cómoda cama de la habitación que Perrie me había dejado. Sin quererlo, me dormí.

~

Me desperté sobre las 7 de la tarde. Había dormido bastante, sabía que era la única forma que había para que mi cabeza se despejase.
Bajé las escaleras de esa casa tan grande que tenía Perrie. Entré en la cocina donde estaba ella con un moño perfectamente hecho, colgaban de él algún que otro tirabuzón. Llevaba un delantal y un chándal.

-Oh, ya te has despertado. – Dijo mientras yo me sentaba en una de las sillas de la mesa que había en la cocina.
-Sí… lo siento por despertarme tan tarde…
-No, no te preocupes. Sube a prepararte, en media hora llegarán los invitados. A mí solo me falta ponerme el modelito. La cena estará enseguida lista.
-Bien. – Me di la vuelta e iba directa a atravesar la puerta para subir a la planta de arriba.
-Por cierto. – Me dijo Perrie. Yo me paré y me giré hacia ella. Estaba dada la vuelta cocinando, con lo que la miré el moño perfecto que lucía.  -¿Quién te llamó?
-Era Harry. –Ella rápidamente se giró hacia mí.
-¿Y qué te dijo? –Preguntó
-Decía que me echaba de menos…
-No es por meterte más presión, pero te puedo asegurar que mi hermano no es así con ninguna chica… te debe de tener mucho cariño. La anterior compañera de piso según él era una amargada. Me contó que se fue un día sin saber por qué. Le dejó una nota, y desapareció. – Miraba atentamente la nuca de Perrie mientras ella seguía cocinando. Esa historia que me acababa de contar era curiosa. No sabía que Harry tuviese una compañera de piso.
-¿Y con eso que me quieres decir? ¿Qué Harry también siente cosas por mí? – Pregunté desesperada.
-No. No quiero decirte eso. Yo simplemente te digo lo que sé de él… Jamás he visto a Harry con una novia, excepto una vez. Esa chica era muy feíta.  

 La sinceridad de Perrie era grande, incluso cuando no debía de serlo. Esa frase me hizo pensar aún más, y me hizo delirar más de lo que ya lo hacía.

-Subiré a arreglarme. – No quise comentar nada sobre el tema.

Mientras Perrie hacía la cena, subí a el cuarto que Perrie me había cedido. Abrí mi maleta y saqué un vestido entallado de color azul eléctrico con unos tacones negros. El  pelo simplemente lo alisé y lo dejé caer por el pecho, que era por donde me llegaba. Estaba pintándome cuando escuché el timbre. Después de un ‘Voy yo’ de Perrie, continué maquillándome. No tardé mucho, con lo cual bajé las escaleras rápidamente.

-¡Estás preciosa! – Exclamó Perrie que estaba en la mesa de al lado de las escaleras. –Ven, te presentaré al amigo de Zayn.

Perrie me llevó donde se situaba su sofá negro de cuero. Estaba Zayn sentado junto a un chico rubito de tez blanca y ojos azules. Su pelo estaba perfectamente peinado con un tupé. Iba vestido con un jersey de punto color mostaza y unos vaqueros claritos.

-Es Niall. – Dijo sujetando el brazo de Niall. El chico se acercó a mí y me dio dos besos.
-Encantado. – Añadió.
-Igualmente. – Le sonreí.

Ese chico era muy mono, como la mayoría de los chicos de ese país. Después saludé a Zayn.
Tras unos minutos hablando en aquel sillón, decidimos sentarnos en la mesa que había decorado Perrie a la perfección para aquella cena.

-Y bueno, ¿a qué te dedicas? – Preguntó Niall mientras comíamos pescado.
-Estudié periodismo. – Contesté. –Pero de momento no he encontrado trabajo.
-¿Enserio? – Se entusiasmó aquel chico rubito. – Mi padre lleva un periódico. – Mi cara se transformó mientras veía la ilusión en los ojos de Niall. – Y creo que está necesitando a gente. Puedo hablar con él por si le interesas. Tienes pinta de ser una chica centrada y dedicada.
-Eso creo. - Le sonreí.
-Voy a por el segundo plato. – Añadió Perrie a esa conversación que no tenía nada que ver.  
-Apunta tu teléfono y mañana te confirmo. – Me dijo cediéndome su Iphone. Le tecleé mi número y se lo devolví. Después de eso sonó el timbre de casa de Perrie.
-Voy yo. - Dije.

Caminaba por aquel pasillo inmenso que comunicaba la puerta con el salón. Puse la mano en el pomo y lo bajé. Miré al suelo y me encontré con unos pies grandes, con unas converse negras. Subí y vi un torso perfecto el cual me resultaba familiar. Mas adelante se encontraba el cuello, la cara… ¡Oh Dios mío! El estómago de nuevo empezó a dar golpes en mi tripa, el nudo estaba escandaloso. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. No me podía imaginar que él estuviese ahí… Sus ojos verdes y su olor angelical estaban en frente de mí, de nuevo.

-Harry… ¿qué haces aquí?¿No estabas en el partido? – Pregunté. Sí, exacto. Era Harry.
-No fui al final. Además,quería verte. – Contestó a mi pregunta. Sus dientes chasqueaban, hacía mucho frío…
-¿No has ido? ¿Por qué?, Harry? – Le dije asombrada.
-No quería ir solo, _____. Además, no podía dormir. Tengo miedo a que tu también me dejes, te vaya y no vuelva a saber nada de ti… - Con eso debía de referirse a lo que me contó Perrie horas antes.
-No me voy a ir, ¿qué tontería estás diciendo? – Él me miró entristecido. Quizá estaba siendo demasiado dura con él. De nuevo la frase de ‘Él no tiene la culpa’ se iluminó en mi cabeza. –Anda, pasa. Te vas a morir de frío…

Él me miró y pasó. Cerré la puerta mientras él iba hacia el salón. Yo iba detrás de él. Alcancé a llegar  justo cuando entró al salón, y pude comprobar la cara de incertidumbre de Niall, y la cara de asco de Zayn. La de Harry era asombro, él no tenía ni idea de que ellos dos se encontrarían ahí. A Niall no le conocía, pero a Zayn sí.

-Hombre, el cartero al cual no he visto nunca. – Dijo.
-Yo también me alegro de verte. – Añadió Zayn. Harry le dedicó una mala mirada.
-¡Harry! – Apareció Perrie. -¿Qué haces aquí?
-Me aburría en casa. – Le miré extrañada. Eso no era lo que me había dicho a mi minutos antes.
-Yo… yo me voy a la cama. No me encuentro muy bien. Lo siento Perrie. – Dije. Era un feo dejar a medias la cena, pero no quería ver la cara de Harry, ya estaba lo suficientemente confundida.

Me quité los tacones y comencé a subir las escaleras. Llegué a el pasillo y me dirigía a la puerta de mi haitación. Pero alguien cogió mi brazo e impidió que siguiese andando. Era él.

-Harry… de verdad, no me encuentro muy bien, necesito descansar. – Le dije. Veía sus ojos brillantes en la oscuridad. Aún así seguían siendo preciosos…
-Prométeme que no me vas a dejar… - Dijo.
-¿Por qué te iba a dejar, Harry? ¿Otra vez la misma pregunta?
-Aquella chica me dejó sin saber el por qué, no quiero que te vayas. Te echaría demasiado de menos. – Esas palabras de Harry eran muy inoportunas. No quería oírlo, no quería que el sentimiento siguiese creciendo, porque sabía que lo que yo hacía, estaba mal.
-No me iré. – Le dije.
-Prométemelo.
-Te lo prometo. – Después de decirle eso, el me cogió de los hombros y me acercó hacia él. Me dio un abrazo. Sus abrazos eran tan magníficos que se me olvidó por completo todo lo demás por un segundo. Su fragancia me envolvió, de nuevo.
-Nos vemos pronto. – Dijo retirándose de mí.

Miré como bajaba por las escaleras, y mientras desaparecía, en mi mente solo quedaba la imagen de Liam. Necesitaba hablar con él. Necesitaba escuchar su voz para saber realmente todo lo que me estaba sucediendo. Puedo asegurar que es una de las situaciones que peor he pasado. Era algo que no podía parar, era algo que poco a poco crecía dentro de mí. Algo que quizá fuese solo confusión, o algo más. Algo que se iba haciendo más grande cada vez que Harry me rozaba, me miraba, me abrazaba, me hablaba… 


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