-¡Perrie! – Exclamé. – Tú
viste primero el vídeo. Cuéntame que dice al final.
-¿Enserio? – Preguntó
ella.
-Claro.
-Pues… dice que esa
canción está escrita para alguien muy especial y que… piensa hacer de ella una
canción especial. Y que no olvidemos que nos quiere… a las dos.
Mis ojos miraban atentos a
los de Perrie. Escuchaba sin quitarle atención a todas esas palabras que ellas
me decía.
-Por favor, ¡tenemos que
recuperar ese correo! Necesito ver si hay alguna manera de descubrir donde está
Harry, necesito verle, necesito buscarle.
-Tranquila, lo llevaré a
arreglar lo antes posible. – Dijo Perrie.
-Bien. Gracias. Voy a
recoger mis cosas. – Le dije.
Subí a la que fue mi
habitación por ese período de tiempo y metí todas mis cosas de nuevo en mis
maletas que tanto trajín estaban dando. Lo metí todo rápidamente ya que quería
acomodarme lo más rápido posible. Perrie fue tan amable de acercarme en su
coche a mi casa, así no me tuve que gastar dinero en el taxi.
-Ya nos veremos. – Dije
abriendo la puerta del coche. – Y espero que pronto.
-Claro que sí, te vendré a
ver cuando pueda. – Dijo Perrie. Después me guiñó un ojo y yo la sonreí.
Empecé a andar por la
acera acercándome de nuevo a la fachada donde viviría. De nuevo esta situación
de regresar a el apartamento de él… aun que ahora sería sin él.
Hoy Charlie no estaba, así
que subí sin ver a nadie por la escalera. Abrí la puerta del apartamento y
observé lo poco que podía ver. Todas las persianas estaban bajadas y no entraba
nada de luz. Me acerqué a subir las persianas y aunque ya estuviese atardeciendo,
algo de luz entraba.
Después eché un vistazo a
toda la casa. A toda la casa menos a la habitación de Harry. Me quedé mirando
la puerta que permanecía cerrada y recapacité sobre si entrar o no. Puse la
mano en el pomo y lo giré.
Debía entrar. Cogí aire para intentar oler a Harry o
algo similar, pero su olor ya no estaba presente. Miré a todo mi alrededor y ya
no había nada. Ninguna foto, ninguno de esos posters que tenía, nada. Su
armario también estaba vacío. Parecía que nadie hubiese pisado esa habitación
nunca. Me senté en la cama y suspiré. Esa casa estaba tan solitaria sin él… Mi
mirada fue a parar a un cajón de los de su mesilla. Un cajón medio abierto. Una
corazonada me dijo que debía de abrirlo. Encontré un cuadernillo, un
cuadernillo pequeño y cuadriculado, un cuadernillo que parecía ser un diario…
Eché una ojeada general y luego volví a la primera página.
‘Querido Diario’ Comencé a
leer ‘Desde que Jane se fue, todo en mi vida a cambiado. Tanto que he decidido
no tragarme nada mas y desahogarme, desahogarme así, escribiendo. Siempre se me
ha dado bien y sé que esto jamás lo leerá nadie, y si alguien que no sea yo lo
está leyendo, es porque es muy especial para mí.’ Mis ojos leían atentos lo que
ponía en ese cuadernillo. ¿Por qué no se le había olvidado algo tan
insignificante como un poster, pero sin embargo sí un supuesto diario? ‘Ella se
fue sin decirme el por qué, quizás fue porque Joe supo darle lo que yo no
quise. Ahora estoy solo y no tengo a nadie. Solo a Perrie. Gracias a ella sigo
aquí.’ Comencé a pasar páginas y encontré una en la que estaba dibujado un
avión. ‘Todo esto me anima. El trabajo en la radio será genial y ya encontré
compañero de piso nuevo. Aun que no sabe que yo vivo aquí… Será difícil de
explicar. Hoy he estado viendo con mi compañero de radio fotos de Estados
Unidos y de verdad me encanta, sobre todo San Francisco.Si algún día viajo, sé que será ahí.’ Leía tantas cosas que me sorprendían de él.
Era el típico chico blando que aparentaba ser un malote. Pero no, no lo era.
Tenía el corazón más grande que jamás había podido conocer. Algo de mi cabeza
quiso dirigirse a las últimas páginas. ‘Estoy conociendo a la chica mas
fantástica del mundo. Ni siquiera Jane era como es ella. Su nombre es tan
precioso como casi su cara. Su pelo largo y sus ojos tan expresivos me
embobaron en cuanto pasó por la puerta de mi cuarto’ Harry parecía estar
describiéndome… Me fui directamente a la última página. ‘Las cosas entre ____ y
yo no van bien. Por eso pensé que es mejor desaparecer. Irme, irme muy lejos.
Nadie va a saberlo, ni siquiera voy a apuntarlo aquí, porque sé que algún día
ella lo leerá, porque sé que algún día será la madre de mis hijos y esto deberá de
leerlo. Bon Voyage, Harry.’
Esa era la última frase
que ponía en ese cuadernillo. Él estaba convencido que aunque yo me supuestamente me case con
Liam, iba a terminar con él. Esa corazonada también estaba presente en él, al igual que en mí. Ya
no me hacía falta ver el final del video, pues había leído la cosa más bonita
del mundo.
Solté emocionada el
cuadernillo en el mismo cajón y fui hacia la cocina para prepárame la cena e
irme a dormir, pues mañana iba a ser un largo día.
Cené y me fui directa a la
cama. El silencio reinaba en la casa y no quería oír silencio, así que encendí
mi Ipod y me puse a escuchar música. De nuevo estaba en esa cama, mirando al
mismo techo y pensando cosas totalmente distintas que cada una de las otras
veces que me había acostado en esa cama. Miraba el pasillo tumbada, pues no
cerré la puerta. Observaba y me imaginaba como fue el beso tan mágico que nos
dimos Harry y yo en ese pasillo… ¿Cómo un beso puede cambiar tanto la vida de
una persona? Mis ojos poco a poco se fueron cerrando, hasta que mis párpados no
pudieron más y se cerraron por completo.
~
Ese día no hacía gran
cosa, ya que mi trabajo no era muy entretenido que dijésemos, pero me pagaban y
al menos, lo poco que hacía, era algo que yo quería. Ese día llegué puntual y entré como todas las mañanas a mi despacho. Ese día me encontré un
sobre encima de mi mesa. Me acerqué y lo cogí. Saqué un poquito lo de dentro y vi que había un catálogo de una
tienda de tatuajes con algo de dinero dentro. ¿¡Quién me había puesto eso ahí!?
Alguien que me conociese tan bien como para saber que era uno de mis mayores
deseos, el hacerme un tatuaje.
-Buenos días, _____ -
Entró Niall, para como todas las mañanas,
explicarme que debería de hacer hoy. - ¿Leíste ya el sobre? Me lo dieron
en recepción, dijeron que lo recibieron esta mañana. – Miré a Niall y se me vino
enseguida la imagen de quien podía haber mandado ese sobre. Estaba segura, era
Harry.
-Sí, lo leí, aunque aún no
del todo. Ni siquiera he sacado el catalogo por completo del sobre.
-Pues, bueno, quizá te
intimide que esté aquí delante así que, me voy a comer y ahora vengo.
-¿¡Comer!? – Exclamé - ¿A
estas horas?
-Claro, yo siempre tengo
hambre. – Después de eso me guiñó el ojo y abandonó la habitación.
Yo, saqué el catalogo por
completo y conté el dinero que había. Entre esos billetes se encontraba una
nota que decía ‘And all those Little things’ Ahora más que nunca estaba segura
de que detrás de eso estaba Harry. Detrás de toda esta locura estaba él. ¿Dónde
podría estar? Necesitaba saberlo.
Las horas pasaban mientras
yo hacía el trabajo que minutos más tarde Niall me encargó hacer. Yo no
podía parar de pensar en todo lo que estaba haciendo Harry por mí por muy lejos
que estuviese. El diario, el vídeo, esto… ¿No quería desaparecer de mi vida?
¿Por qué no lo hacía? Me estaba torturando más aún. Algo me decía que ese tal
Harry Styles había aparecido en mi vida por algo y para algo. Quizá para
hacerme feliz.
Salí corriendo de mi
trabajo, pues había quedado con Cris para que ella se pudiese instalar. No
tenía llaves aún, así que, si llegaba tarde, ella debería de estar esperando
con todas sus cosas abajo. Bajé del tren y corrí hacia la puerta del
apartamento de Harry, que estaban retiradas la una de la otra. Allí estaba
ella, con su perfecto modelito, sus gafas de sol de nuevo y su pelo castaño
largo y perfectamente rizado.
-Perdón por la tardanza. –
Dije sofocada.
-No te preocupes, no llevo
mucho tiempo aquí. – Dijo ella con una sonrisa en la cara.
Acto seguido, subimos al
apartamento y la instalé en la habitación de al lado de la de Harry. En la de
Harry solo podía estar ocupada por una persona, y esa persona era él. Cris me
decía que toda la casa era realmente bonita y luminosa, y lo era, realmente lo
era.
-¿Quieres tomar algo? - La ofrecí.
-Bueno, vale. – Me dijo. –
¿Te puedo hacer una pregunta? – Dijo mientras se apoyaba en la barra de la
cocina sujetando el botellín de cerveza que le acababa de dar.
-Claro, dime.
-¿Por qué no te has ido
con Harry? Es raro que confiéis estando tan lejos el uno del otro…
-Bueno… quizá porque… -
¡Claro! No me acordaba de que ni Cris ni Louis sabían que yo tenía un futuro
esposo en España y que Harry y yo, muy a nuestro pesar no éramos nada. – Porque
así es mejor… - Cris me miró entendiendo que toda esta conversación me
incomodaba un poco. –Espera! – Exclamé. - ¿Cómo sabes que está lejos de mi? –
Dijo.
-Porque él me llamó para
que me viniese aquí contigo. Sabía que estaba buscando piso y bueno, tú y yo ya
nos habíamos visto. – Dijo.
-¿Y eso que tiene que ver?
-Me llamó desde un número
que no era de Londres. El número era estadounidense.
-¿Cómo lo sabes? –
Pregunté nerviosa.
-¿A qué se debe tanta
pregunta misteriosa? ¿Acaso no sabes dónde se encuentra tu novio? – Ahí debía
decirle que tenía razón, que no lo sabía.
-Por favor, dímelo. Lo
necesito saber. – Le supliqué.
-Yo estuve viviendo un par
de años en Estados Unidos y mi número
también empezaba así.
Claro, ahora todo
encajaba. Allí hacía calor, por eso él estaba en manga corta cuando hizo el
video. Pero… ¿en qué ciudad podría estar?
-¡San Francisco! –
Exclamé. Cris me miró con cara de extrañada.
Claro, ahí es donde él
quería ir según su diario. Acababa de descubrir donde estaba Harry. Lo acababa
de descubrir. Y ahora que ya sabía donde se encontraba, no pensaba
desaprovechar la oportunidad de ir a verle, de encontrarle, de verle de nuevo.
PD. ¿Un me gusta por el siguiente?
Amo tu novela. He llorado, de verdad siguelaaaaa!!!
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