Desayuné lo más rápido posible y me duché, preparé etc. Lo
hice deprisa porque de verdad quería ir a aquella noria que tantas ganas tenía
de conocer, y más si Harry me acompañaba. Sinceramente, la ilusión la tenía
porque iba a ir con él…
Cuándo estuvimos listos los dos, bajamos a su bmw . Él se
montó en el asiento de el piloto y yo en el del copiloto. Encendió el motor. Le
miré de reojo. Su perfil era precioso, como todo lo de él. No hablamos mucho,
la música nos lo impedía, hasta que llegamos a los pies de aquella gran Noria.
-¿Estás entusiasmada? – Me preguntó a punto de montar.
-Muchísimo. No sé como agradecértelo. – Dije.
-Montando. Así que, entremos. – Dijo Harry ofreciéndome entrar
a una de las cápsulas.
La noria empezó a funcionar y empezamos a elevarnos cada vez
mas de el suelo. A medida que íbamos subiendo, las vistas eran más bonitas.
Sinceramente, todo Londres era precioso desde ahí arriba. Se veían unas vistas
espectaculares. La ilusión debía de estar reflejada en mis ojos, ya que no dejaba
de mirar por las cristaleras de la cápsula donde nos montamos. Harry no paraba
de mirarme y sonreír. Debía de estar orgulloso de que mi sonrisa fuera gracias
a él. En la cápsula íbamos un grupo de personas, pero no
muchos.
-¿Harry? – Alguien preguntó detrás de mí. Un chico castaño
de ojos azules y un poquito más bajo que Harry le llamó.
-Louis! –Exclamó Harry. – Cuanto tiempo, ¿qué ha sido de ti?
Desde que dejé aquella radio no hemos vuelto a hablar…
Parecía que se conocían. El sincero abrazo que se dieron
después de reconocerse me lo confirmó.
-Desapareciste, desaparecí... ¡Qué ilusión el volverte a verte! Por cierto, esta es Cris, mi novia. – Dijo Louis presentando a una
chica. Pelo castaño y largo, alta, delgada. Era guapísima. Sus ojos no se los
pude ver, pues llevaba unas gafas de sol.
-Encantado – Dijo Harry saludando a aquella chica.
-¿Y ella quién es? – Preguntó Louis - ¿Tu novia? Pillín. –
Dijo dándole con el codo en el torso a Harry.
-Oh, no , no es… - Louis le interrumpió.
-No, no disimules. – Dijo acercándose a mi. – Hola, yo soy
Louis, ex compañero de trabajo de Harry. – Yo le miré y le saludé. Jamás me
imaginé que la primera vez que montase en el London Eye sería con este
panorama.
-Encantada. – Le sonreí.
-Podríamos quedar algún día, así en plan cena de parejitas. –
Sugirió aquel chico. Parecía ser un puro nervio, pero era simpático. Lo que a mí
no me cuadraba era que Harry no negara que yo no era su novia. Hizo el amago,
pero, ¿por qué no le decía a Louis que no éramos novios?
-Claro. – Le sonrió Harry. – Ya te llamaré. – Dijo. Me fui hacia
la cristalera de nuevo. Dejé a Harry hablando con su amigo.
-Perfecto. Bueno, disfrutad de las vistas pareja. ¡Hasta
pronto! – Dijo Louis.
Después, se dio la vuelta hacia su preciosa novia, que miraba
las vistas por el cristal opuesto al que yo estaba de la cápsula. Sentí como
Harry se acercaba a mi y me cogía por la cintura. Su olor me invadió de nuevo.
Ese perfume era divino. Mi corazón de nuevo empezó a apresurarse, mi
respiración se aceleró y mi compañero que residía en mi estomago parecía estar
tocando el tambor mientras se movía de un lado para el otro en mi vientre.
-Disimula, por favor. – Susurró a mi oído. Miraba por esa
cristalera intentando contener mis nervios, intentando que el no se diese
cuenta de la extraña situación que estaba viviendo yo en esos momentos.
-¿Por qué? – Conseguí preguntar.
-Ahora te lo digo. – Susurró de nuevo.
Se alejó de mí, yo me giré y le miré. Nos quedamos mirándonos
fijamente unos segundos y él me dio un beso en la mejilla, muy cerca de los
labios. Mis ojos se quedaron perdidos y mi corazón iba a mil por hora. Estaba
tan cerca de mí que me puse verdaderamente nerviosa.
Apenas disfruté de aquel viaje en la noria que deseaba pisar
desde hacía años, pero realmente, no lo pasé mal. La verdad disfruté, de manera
distinta a la idea que tenía yo, pero lo disfruté. Esa máquina paró y salimos
todos de golpe. Detrás de nosotros estaban otra vez el amigo de Harry y su
novia.
-Por cierto, hacéis buena pareja. – Dijo Louis.
Después se perdieron entre la masa de gente que había cerca
de el London Eye.
-¿Me puedes explicar esto? – Dije yo totalmente perdida.
-Ese chico trabajaba conmigo y siempre hemos sido muy buenos
amigos, pero él siempre aprovechaba que yo no ligaba con chicas para meterse
conmigo. Por eso simplemente quise darle una buena lección, para que él supiera
que yo también puedo tener novias, por muy feo que pueda llegar a ser. –
Escuchaba atentamente todo lo que Harry me contaba. – Pero quitando eso, éramos
muy buenos amigos.
-Los buenos amigos no se dicen eso. – Le contesté. – Además tú
y yo no somos novios, le has dado una lección falsa. Le has mentido. Si se
entera se burlará mas de ti. Pero, ¿qué estoy diciendo? ni siquiera tienes porque fingir delante de ese chico.
- Pero ¿por qué se iba a enterar? ¿Has visto la cara que se
le ha quedado? Ha babeado contigo. – Dijo entusiasmado.
-Pero tú me has usado. – Dije enfadada. Realmente no me
sentó muy bien.
-¿Usado? ¿Por qué? – Su sonrisa se borró inmediatamente de
la cara. Parecía afectado por lo que le acababa de decir.
-Porque ni siquiera soy tu novia. Aprovechaste que te
parezco guapa para darle envidia a ese chico que ni siquiera conozco.
-Dijo que hacíamos buena pareja – Esa frase me hizo pararme
en brusco. Él siguió caminando un metro más que yo hasta que se dio cuenta de
que yo me paré. Esa frase… me hizo pensar. -¿Qué te pasa? – Me preguntó.
-Nada. – Dije seria.
-No te enfades. – Me tocó el hombro. Yo no le contesté. -¿No
me vas a hablar? – Dijo mientras se ponía en frente de mí. Caminaba de
espaldas, mirándome a los ojos. Yo
miraba a sus zapatos y seguía caminando. - ¡Eh! – Exclamó. Puso sus dos manos
en mis dos hombros y me hizo parar. – No te enfades, por favor.
-¿Por qué no debería hacerlo? Me siento utilizada, Harry.
-No seas exagerada, ha sido un simple favor. ¿Quieres que
hable con Louis y le diga que tú y yo sólo somos amigos? – ¿Sólo amigos? Esa
frase me sonó mal. Me sonó fea. Mi cabeza aceptó mejor la de ‘Hacemos buena
pareja’
-Eso estaría bien. - Mentí. Eso ya se me daba hasta bien.
-¿Me perdonarías? – Dijo Harry mirándome con carita de
ángel. No lo pude evitar.
-Está bien. – Me sonrió.
~
Pasaron algunas semanas desde aquel día que Harry y yo
montamos en el London Eye. Harry llamó a Louis a su móvil para decirle la
verdad, pero por alguna razón que aún desconozco, Louis no contestó, así que,
le dije que no insistiese, que no pasaba nada.
En esos días, pasé mucho tiempo con Harry y realmente me parecía simpático, amable,
atractivo, gracioso, romántico pero con un toque gamberro, algo había en él que
me llamaba la atención. Algo que destacaba entre todos los chicos que habían
pasado por mi vida, aunque no habían sido muchos. Algo que me hacía mirar a
Harry con los ojos que jamás había mirado a nadie. Algo había en él que me
llamaba la atención. Quizá sus ojos, quizá su perfume, su personalidad… ¿Quién
sabe?. Con Perrie mi relación anvazó, congeniamos muy bien y salimos algún día que Harry tenía que ir a la radio a trabajar. Con Zayn,
también mantenía una relación agradable, parecía que entre Perrie y él había nacido algo, algo bonito. En cuanto a Liam, hablamos una vez al día, (Harry sigue sin
saber nada de su existencia) mientras él sigue estando entusiasmado, igual que
el día que me fui, está verdaderamente ilusionado con conseguir algo de dinero
para venir a verme. Yo, aún siguía sin encontrar trabajo, aún no había encontrado
nada que me agradase y estaba dejando pasar el tiempo mientras me durase el dinero
que llevé de España.
Volviendo a el presente, ese Sábado había estado todo el día
encerrada en mi casa mientras Harry estaba trabajando. Siempre salía tarde, así
que llegaría sobre las doce de la noche. Pero ese día no fue así. Busqué una película
para ver cuando el llegase, ya que me apetecía pasar un rato con él, así que,
me senté en el sofá a esperarle. Pasaba una hora y media de las doce. Mis ojos
estaban cerrándose, yo estaba agotada. Miraba los programas que emitían a esas
horas de la madrugada, pero nada me entretenía. Mis párpados ya estaban cayendo
cuándo escuché encajar la llave en la cerradura. Abrí los ojos rápidamente y me
incorporé. Oí como Harry dejaba las llaves en ese cenicero, pero no escuché
solo eso. Su voz mezclada entre la de la otra persona me despejó aún más de lo
que ya lo había hecho la puerta.
-Hola ____, ¿Aún estás despierta? – Dijo Harry sorprendido
pero sonriente.
-Sí. – Dije mirando detrás de él. Estaba con una chica, una
chica morena, de mediana estatura. Ojos verdes y atractiva.
-¿Dónde está el baño? Necesito ir. – Dijo aquella muchacha.
Harry le dio las indicaciones y ella fue.
-¿Quién es esa? – Pregunté curiosa.
-Una amiga. – Rió. – O algo más. – Mi cara entristeció
totalmente. Un sentimiento extraño se apoderaba de mi cuerpo totalmente esta
vez. No pude articular palabra. Mi mandíbula no tenía fuerza.
-¿Qué pasa? ¿No
te gusta que me traiga a gente a casa? ¿Estás celosa? – Le miré a los ojos, mis
ojos estaban brillantes, yo lo notaba. Él sin embargo abría el frigorífico y
servía unas cervezas con algún aperitivo para aquella chica.
-¿Celosa yo? – Logré decir. –No seas niño, por favor, Harry.
-Bueno, bueno. ¿Quieres quedarte con nosotros? Es para
sacarte bebida.
-No, me voy a la cama, estoy algo cansada. – Me giré y
atravesé el pasillo. Esa chica morena salía a la vez de el baño y nos
encontramos de frente. – Buenas noches. – La dije. Ella me sonrió.
Abrí la puerta de mi cuarto mientras escuchaba atenta la
conversación que acababan de empezar Harry y la chica desconocida. ‘Estás muy
guapa’ fue lo único que alcancé a escuchar. Después, un chasquido obligó a
girarme. No quería ser cotilla, pero me fue inevitable. Efectivamente, el
chasquido era el sonido de el beso que acababan de darse. No en la mejilla, no
en la frente. En los labios. Se acababan de besar en los labios. Mi corazón
sintió una puñalada completa. Mi cuerpo y mis piernas parecían que empezaban a
fallar. Algo de ese besó no me encajó. Necesité entrar a mi habitación y no ver
nada más de esa pareja que estaba metros delante de mi. Necesitaba sentarme,
pues presentía que mis piernas en cualquier momento me fallarían.
Y así lo hice. Me senté en la cama y miraba fijamente al
suelo. No me podía quitar de la mente la imagen que acababa de vivir. Sentía
debilidad, impotencia, rabia. Y allí, con mis ojos fijados en el suelo de mi
habitación me hice la famosa pregunta: ¿Qué sentía realmente por Harry?
No hay comentarios:
Publicar un comentario