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Capítulo 12.


Amanecía aquel frío lunes de Noviembre de nuevo. Ya llevaba una semana en casa de Perrie y Harry no había dado muchas señales de vida, lo cual me ayudó a aclararme, pero no del todo. Sinceramente, me dolía llevar una relación a distancia con una persona que no veía desde hacía un mes. Sin embargo, pensé que lo mejor era dejarlo estar todo. Pero se acabó todo esto de estar tranquila. Ese día me tocaba regresar a casa de Harry ya que al día siguiente empezaría a trabajar en el periódico del padre de Niall, el amigo de Zayn.

-Muchas gracias por esta semana, ha sido fantástica. – Dije mientras Perrie me acompañaba con mis cosas a la salida.
-Me alegro de haberte ayudado a aclarar las cosas. Sé que lo necesitabas. – Me dijo.
-Gracias a ti por escucharme. Hasta pronto.
-Hasta pronto.

Había un taxi esperando en la puerta, ya que le dije a Perrie que no hacía falta que me llevase ella, hoy le tocaba el turno de mañana y no la quería quitar tiempo. Monté en aquel coche que me llevó a mi destino. Volvía a aquella casa que no había pisado desde hacía una semana. Siendo sincera, volvía con el mismo panorama, nada más que un poco más aclarada. La angustia y la incertidumbre continuaban, pero ya no le prestaba la misma atención.

-Gracias. – Dije dándole el dinero a aquel taxista.

Bajé de aquel coche y subí aquella acera donde al final se encontraba mi portal. De nuevo me encontré al portero al que di los buenos días. Subí por el ascensor hasta llegar al rellano del tercer piso. Saqué las llaves de mi bolso e intenté encajarlas.

-¡Oh vaya! Por fin has vuelto. – Alguien exclamó detrás de mí. Era Harry.
-Hola Harry. – Le sonreí.
-Pensaba que no cumplirías tu promesa. Ya creía que te quedarías con Perrie para siempre.
-Que exagerado eres. – Le dije mientras abría la puerta.
-Por cierto, ha estado durmiendo una chica en tu cama estos días, espero que no te importe. – Dijo Harry. 
Inmediatamente me di la vuelta y le miré. No sabía si darle una bofetada o irme de nuevo de esa casa. Pero antes él añadió algo: - ¡Que es broma! – Menos mal.
-Que gracioso eres. – Dije sarcástica.
-Te he echado de menos, pequeña. – Me dijo mientras se acercaba a mí y me daba un fuerte abrazo.

Esto. Esto es lo que temía. No habían pasado ni diez minutos y de nuevo ese sentimiento volvía para apoderarse de mí. Su cuerpo, su voz, su pelo… era todo, completamente todo de él…

-¿Sabes? Me dieron el trabajo en un periódico. – Le informé
-¿De verdad? Es fantástico. – Me dijo. –Seguro que lo haces genial.
-Sí, estoy segura.
-¿Y cuándo empiezas? – Me preguntó.
-Mañana mismo. Estoy nerviosa.
-No te preocupes, todo irá genial.

Harry y yo manteníamos una conversación mientras que preparábamos los dos algo de comer. Cuando de repente se me ocurrió preguntarle algo.

-Oye, Harry, esa chica que me dijiste el otro día en casa de Perrie que te abandonó, ¿quién era? – Su cara se transformó, pero no quitó ojo a la encimera, removiendo aquellos alimentos.
-Una compañera de piso. – Contestó.  – La cogí mucho cariño, ella decía sentir lo mismo por mí, pero debió de quedarme grande el estar con ella y se marchó sin decir nada.
-¿Erais novios? – Pregunté sorprendida.
-No llegamos a serlo, pero yo sí sentía cosas por ella muy fuertes. Creo que ha sido de las pocas chicas que he sentido cosas… Y no te voy a mentir, lo pasé mal. Muy mal. La echaba de menos cada segundo. Por eso tengo miedo de que tú… también te marches.
-Pero tú y yo solo somos amigos, no lo pasarías tan mal. – Dije. Él me miró de reojo y no contestó a eso, simplemente siguió removiendo aquello. - ¿Verdad? – Repliqué.
-Ya está la comida echa. Voy a poner la mesa. –Dijo.

Harry escapó totalmente de la pregunta que había lanzado a la cual yo no quise insistir mucho más. Él fue a preparar la mesa mientras yo terminaba los últimos retoques que le faltaban a la comida. Pocos minutos después, llevamos la comida a la mesa y empezamos a comer lo que habíamos preparado juntos.

-¿Qué te parece si esta tarde nos quedamos en casa viendo una película? Hace mucho frío y no apetece salir. – Sugirió Harry.
-Me parece perfecto.  –El sonrió,  y tras unos minutos de silencio, añadió.
-¿Y qué tal la semana con Perrie? – Curioseó.
-La verdad ha sido entretenida, aunque pasaba mucho tiempo sola, ya que ella trabajaba…
-Eso te habrá venido bien. – Se me había olvidado mencionar que Harry era muy comprensivo, algo que me encantaba.
-Sí.
-Aún no entiendo por qué te fuiste. – Dijo.
-Harry… no quiero hablar del tema…
-No, tranquila, no quiero agobiarte. Sólo preguntaba.
-¿Y tú? ¿Por qué te presentaste ahí la primera noche? Me dejaste de piedra.
-Necesitaba verte. Necesitaba que me dijeses que no te ibas a ir… ya lo sabes…
-Confía en mí. No me iré.
-Confío en ti, muchísimo. – Me dijo.

Su mirada iba directamente a mí. Sentía como su sonrisa se dibujaba cada vez que yo hablaba, y eso hacía que yo también sonriese. Parecíamos dos tontos sonriendo por nada, pero en realidad, era lo que éramos. Dos tontos. Dos tontos que no sabían estar el uno sin el otro más de un minuto. ¿A él le estaría pasando lo mismo que a mí? Esa pregunta siempre rondó por mi cabeza.

-Elige la película que quieras mientras yo recojo todo esto. Están en ese cajón – Dijo levantándose y recogiendo la mesa.

Yo, le hice caso y fui a mirar las películas que tenía. Abrí el cajón y encontré una de miedo. Amo las películas de miedo, así que fue la que cogí. La metí en el DVD y esperé a que llegase Harry.

-Aquí estoy. – Dijo trayendo con él una botella de alcohol.
-¿Estás loco? ¿Pretendes que bebamos a estas horas de la tarde? – Pregunté sorprendida.
-Por supuesto. Un día es un día. – Dijo sirviendo un poco de bebida en dos vasos. - ¿Cómo has elegido esa película? – Preguntó. – Dicen que da mucho miedo.
-No pasa nada, soy una chica valiente. – Le contesté.
-Pues, eso hay que verlo. – Dijo dándole al play con el mando. Cogí un cojín al cual rodeaba mi mano izquierda. La derecha, la tenía ocupada con el vaso que me había servido Harry.
Empezó la película, y como había dicho Harry, era de demasiado miedo. Esa chica andaba por un pasillo largo con una linterna que apenas funcionaba cuando…
-¡AH! – Grité. Cuando me quise dar cuenta estaba intentando buscar refugio en el torso de Harry. Me iba a retirar cuando sus brazos me rodearon. Algo que inmediatamente me hizo borrar completamente mi miedo y cambiar ese sentimiento por pura tranquilidad y… algún sentimiento que aún no sabía con certeza describir. 

Miré hacia arriba intentando buscar sus ojos. Él miró hacia abajo. Estábamos realmente cerca. Mi corazón de nuevo latía demasiado rápido y mi respiración iba apresurada.

-Voy al baño. – Dije. ¿Por qué? ¿Por qué lo dije?
-Te espero aquí. – Me contestó él.

Caminé a través de ese pasillo. Abrí la puerta, entré y la cerré. Me miraba en ese espejo. Estaba algo descolocada, pues el alcohol empezaba a afectarme. Me mojé algo la cara para despejarme y volví al sofá.

-Te has perdido el final de la película.- Me dijo él.
-Tranquilo, era de suponer… - Le contesté. Él servía más bebida aún en los vasos.-Mañana llevaré una resaca a mi primer día de trabajo que no es muy recomendable. –Dije.
-Ten. –Dijo dándome el vaso.

Después se dirigió a una cadena de música y la puso. Una canción alocada empezó a sonar. Él agitaba su melena rizada hacia todos los lados mientras yo me concentraba en mirarle. Quise desconectar de aquella escena un momento para mirar la hora. Las nueve de la noche ya. Se me había pasado volando. La verdad es que el estar con él me hacía pasar las horas demasiado rápido. Empezó a sonar de repente una canción lenta. Harry con una sonrisa en la cara a causa de el alcohol se acercó a mi.

-¿Bailas? – Me preguntó. Yo le sonreí a causa de lo mismo por lo que lo hacía él: El alcohol.
-¿Estás loco? Yo no sé bailar.
-Yo te enseño. – Dijo mientras cogió mi cintura. La colocó cerca, muy cerca de la suya. Agarró mi espalda por atrás y condujo mi mano a su hombro. La otra, la encajó con la suya. –Ahora, solo déjate llevar. – Me susurró.

Su aroma varonil de nuevo hipnotizándome. Él me estaba tocando, yo le estaba tocando. Algún fuego invisible nos rodeaba. Su voz angelical tarareando la canción bailaba en mi cabeza. Yo, dejándome llevar por aquella música, y por aquel chico que tenía en frente de mí, a tan sólo unos centímetros. Alguna voz que no se veía ni se escuchaba gritaba fuertemente que no solo era amistad lo que sentía hacia ese chico, hacia Harry Styles. Aquella voz gritaba sincera.

-No mires los pies. – Me dijo levantándome la barbilla con la mano que tenía colocada en mi espalda. Después, la volvió a colocar.

Nos mirábamos atentamente a los ojos. Sólo la luz de la televisión que permanecía encendida nos alumbraba. Los dos sonreíamos y nos dejábamos llevar por aquella música, mientras que nuestros cuerpos aguantaban de pie aún con el alcohol que habían consumido. Mis ojos se desviaron a sus labios. Se encontraban cerca, muy cerca de los míos. Su color rosado se podía apreciar más tan de cerca. Su olor aún se percibía mas tan pegada a él. Cuando me quise dar cuenta su frente estaba junto a mi frente. Mi corazón empezó a apresurarse rápidamente. Muy rápidamente. Estaba comenzando a pegar su nariz contra la mía. Sabía lo que era lo siguiente, lo sabía perfectamente: Sus labios contra los míos. Pero eso no pasó. No pasó porque yo no quise.

-Harry… – Susurré mientras me separaba de él. – Me voy a dormir.
-¿Ya?
-Sí… Mañana madrugo. Quiero quitar esta resaca. Buenas noches.

Me arrepentí como nunca lo había hecho de retirarme de esa situación, de escapar de ella. Tenía muchas ganas de que eso pasase, pero sabía que si lo hacía estaría traicionando a Liam, y yo le quería. De nada me sirvió irme esa semana a casa de Perrie, porque ya estaba en la misma situación. O quizás no. Me tumbé en la cama mirando hacia el techo y me pregunté a mi misma: Si tantas ganas de besarle tenías, ¿por qué no admites ya que te gusta? Tuve el valor suficiente como para auto preguntarme eso. Y podría ser que así fuese, que de verdad estuviese sintiendo cosas por Harry que por un amigo no sentiría.

-¿Se puede? – Dijo abriendo mi puerta. Era él. –Te traigo el té, sé que no te gusta ir a dormir sin él.
-Gracias. – Le agradecí.
-No quiero que malinterpretes lo que acaba de pasar… yo… creía que tu… bueno… - Intentó explicarse.
-Harry, no te preocupes. Estoy borracha, no sé ni lo que hago o digo… pero sé que me he quitado, y es por algo.
-¿Por qué es? – Me preguntó.
-Algo secreto Harry. Mañana hablamos, déjame descansar.
-¿Tú me quieres? – Me preguntó Harry.
-¿Qué? – Exclamé yo.


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