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Capítulo 15.


Quité el gorro de esa chaqueta que Harry llevaba, y le bajé la pequeña bufanda que tapaba la mitad de su boca. Le miraba fijamente a los ojos que ahora eran más rojos que verdes a causa de las lágrimas. Me iba acercando lentamente a su boca. Quería besarle de nuevo. Sé que estaba mal, pero ya había metido la pata, ¿qué más daba?

-No. – Dijo él. – No puedes. No quiero meterme más en medio. Ese chico no tiene culpa de nada de que su novia sea una mentirosa. – Añadió. – Porque a veces con un lo siento no vale. Me voy a casa.

Me quedé completamente perpleja. Miraba como la silueta de Harry cruzaba la carretera mientras se colocaba de nuevo el gorro y metía sus manos en los bolsillos. Dejé caer mi cuerpo durante unos minutos en el banco, que estaba empapado. 
Ahora mi mirada iba lentamente al suelo mientras las gotas caían en el sitio donde hacía unos segundos Harry estaba conmigo. ¿Por qué no podría venir ahora alguien que me ayudase a borrar todo lo que acababa de pasar en mi cabeza? Me vendría bien que despertase totalmente y que esto solo fuese un sueño. Que Harry nunca hubiera aparecido nada más que en mis sueños. 

-Oh, cariño… - La chica rubia que me entendía a la perfección parecía que había llegado en el momento justo. -¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? – Era Perrie. Yo me levanté de aquel banco en el cual me acababa de sentar y la abracé. Simplemente con el abrazo, ella debió de saber lo que acababa de pasar.
-Vamos a mi casa, entiendo que las cosas entre Harry y tú vuelven a estar mal…

Montamos en el coche. Ella había sido mi ángel de la guarda. Que ella hubiera dado conmigo fue pura casualidad. Pasaba por ahí de vuelta a casa después de un largo día en su trabajo. Perrie no tenía porque hacer todo esto, yo estaba haciendo daño a su hermano. Pero sin embargo, lo hacía. Me ayudaba, como nadie lo había hecho nunca jamás.

Pasaron un par de días. Seguía en casa de Perrie con su compañera de piso, Clara. Era una chica muy simpática, pero apenas teníamos contacto. Yo trabajaba por la mañana y ella por la tarde, así que, no mantuvimos mucha relación en esos dos días.

En cuanto a Harry, no tenía ni idea de que tal estaba. Me dolía muchísimo el saber que le podía haber hecho daño, y pensaba que la mejor manera era mentirme a mí también y pensar que alejándome de la realidad sería como curaría todo mi dolor.

Con Liam había hablado  y me había confirmado que llegaría en un día y medio.  Ya le advertí que le tenía que contar algo. Algo importante. Estaba decidida a contarle todo y estaba decidida a dejar esta relación. Perrie también me dijo que me podía traer a Liam a su casa los días que él estuviese aquí.

~

Salía del trabajo. Eran las 4 de la tarde e iba camino a coger el tren que me dejaba cerca de la casa de Perrie. Pero pensé que lo mejor sería ir a casa a por mis cosas, ya que esos dos días estuve con ropa de Perrie todo el rato. Y así lo hice. Bajé en la estación más cercana a el apartamento de Harry y caminé por la misma calle que paseé el primer día que pisaba tierras inglesas con Harry. Las luces de Navidad adornaban la gran calle y la gente estaba ilusionada a causa del espíritu navideño. Y de nuevo estaba ahí, delante del portal, apunto de subir esas escaleras. Mi vida de nuevo correría el riesgo de un cambio. Subí aquellas escaleras y entré al portal. Ahí estaba Charlie, el portero. Como siempre, intercambiamos una sonrisa ambos en símbolo de saludo. Subí al ascensor y llegué al rellano del tercer piso. Temblando, saqué mis llaves del bolso y las encajé. Abrí y inspeccioné con la primera mirada todo el salón. No había nadie. Giré la esquina y ahí estaba él. Sentado en la mesita donde comíamos, mirando la televisión con un aspecto totalmente desganado.

-Hola… - Le dije. Él levantó la mirada y me miró. No me dirigió ninguna palabra. - Vengo a recoger mis cosas.
-¿Te vas? – Me preguntó después de un casi eterno silencio. No mostraba ningún tipo de miedo por el volver a quedarse solo, el poder perderme. La rabia se apoderaba de él y parecía ganar el pulso a el miedo de volverse a quedar solo.
-Sí…  - Él me miró y encogió los hombros de forma pasota.

Ignoré el comportamiento de Harry y fui a la habitación. Abrí mi maleta mientras colocaba todas mis cosas dentro. Me entraron muchísimas ganas de llorar, pero sabía que tenía que soportarlas. No debía recaer de nuevo. Acabé de guardar las cosas y bajé las maletas de mi cama. Las arrastré hasta el salón donde Harry no había cambiado de postura.

-¿Pensaste algo? –Le pregunté. No pude evitarlo.
-¿Y tú? – Contestó a mi pregunta con otra pregunta.
-No… - Negué.
-Entonces. – Harry estaba muy borde. Ya me advirtió Perrie que odiaba las mentiras.
-Me voy.

Él no hizo ningún gesto de que le importase. Ni siquiera me miró. Cogí mis maletas y me fui a casa de Perrie de nuevo. Esta vez en taxi. De camino solo podía pensar en ese comportamiento de Harry. El ir allí me destrozo mucho más. Pensé que a lo mejor cambiaban las cosas, pero me hundió más de lo que ya lo estaba.

Llegué y ni siquiera acomodé mis cosas. Simplemente dejé en medio de la habitación las maletas. Después me tumbé en mi cama y miraba al techo. Aguantaba las lágrimas, no quería derrochar más. Pero sin embargo, la angustia de pensar que en menos de un día Liam estaría de nuevo a mi lado, crecía y a veces me faltaba incluso la respiración. Estaba en mi cuarto cuando llamó alguien a mi puerta.

-Ya he llegado. – Dijo Perrie.
-Hola. – Le dije enviándole una sonrisa desganada.
-Fuiste a por tus cosas por lo que veo. ¿Qué al ha ido la cosa? – Me preguntó. Inmediatamente rompí a llorar. -Te dije desde el principio que Harry se enfadaba mucho… - La mire y asentí con la cabeza.
-Perrie… yo de verdad quiero a Harry. Le quiero a rabiar. Estoy dispuesta a dejar a Liam y a contarle toda la verdad. A quedarme en Londres para siempre si es con él. A cambiar mi vida por completo...
-Tienes que seguir adelante, _____, dejar pasar el tiempo, al fin y al cabo, lo cura todo. Además acabas de encontrar un trabajo. Porque te hayas enfadado con Harry no tiene porque acabar todo. Tu vida sigue, tu rutina. Ya se arreglará. Tú tranquila.– Perrie me transmitió de alguna manera un poco de fuerza que había perdido totalmente en esos últimos días. –Y ahora tengo que dejarte, he quedado para ir a cenar con Zayn. 
Te he preparado una ensalada y la tienes en la nevera, sé que te gustan, es típico de España. – Perrie me cuidaba realmente bien. Era la hermana mayor que vivía conmigo en Londres. –Adiós preciosa. – Me dijo después de darme un beso en la mejilla.
-Adiós y gracias.- La contesté. Ella me sonrió en forma de agradecimiento.

De nuevo sola. Era lo último que necesitaba, quedarme sola en aquella situación. Necesitaba hacer algo. Por eso, me puse los auriculares y decidí colocar mis cosas, mi ropa. Empecé a sacar las cosas y colocarlas en el enorme armario que Perrie de nuevo me había prestado. Saqué una de mis chaquetas favoritas. La iba a colgar en una percha cuando algo se calló al suelo. Algo arrugado. Me agaché y lo cogí. Eché un vistazo rápido encima de ese papel.

‘Sé que no podré hacer todo los sueños tuyos realidad, pero al menos este sí.’ Una frase decoraba la parte superior del folio. Bajé la mirada y comencé a leer una especie de poesía, decía lo siguiente:

You can’t go to bed without a cup of tea
And maybe thats the reason that you talk in your sleep
And all those conversations
Are the secrets that I keep
Though it makes no sense to me.

 ‘se supone que es una canción, y ya sé que no es la mejor del mundo, pero es lo único que me ha salido. Te lo mereces, pequeña.’ Harry 3 de Diciembre.

Esa nota llevaba una canción compuesta por Harry. Una canción compuesta antes de que todo esto pasara. Mis ojos se inundaron de lágrimas mientras pensaba en él. En su perfume, en su voz… en el ángel de pelo rizado que había aparecido en mi vida. En ese ángel que tenía nombre y apellido: Harry Styles.

PD. Capítulo 16 esta noche. 



2 comentarios:

  1. Sabes cual es mi problema? que me he enganchado a la novela a mas no poder, en serio, bufff! Me encanta. Con respecto a lo q dijiste en el capitulo anterior espero que dure mucho, porq novelas tan buenas como esta hay pocas y merecen la pena que duren:)

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