-¡Buenos días, cariño! – Por un momento pensé que esos
buenos días habían salido de otra boca. De otra persona. Que ahora me pondría
la bandeja encima de las piernas y haría cumplir otro de mis deseos de la
lista. Pero no. No era Harry, era Liam. - ¿Qué tal has dormido?
-Buenos días… - Dije estirándome. –Poco. No me encuentro muy
bien.
-¿Qué te pasa? – Me preguntó.
-Me duele muchísimo la cabeza. Prefiero quedarme en la cama.
-Vaya, yo que quería pasar la mañana con Perrie y Zayn, así
en plan parejitas.
- ¡Ve con ellos! Me quedaré aquí. Hoy está Clara. No te
preocupes. - Le dije.
-No quiero dejarte sola.
-Tranquilo, estaré bien. Ve, disfruta de tu mañana de Sábado
en Londres, prometo que luego comeremos juntos.
Convencí a Liam y él se fue a aprovechar aquel día en
Londres. Me levanté con un dolor de cabeza insoportable y me preparé un buen
té.
-¡Buenos días! – Era Perrie.
-¿No te has ido con ellos? – Le pregunté extrañada.
-Tenía algo más importante que hacer que irme a jugar al golf
con ellos… - La miré extrañada sin entender por qué me decía eso. –Tengo algo
para ti. – Arrugué el entrecejo. Perrie sacó un sobre blanco y me lo dio.
Lo abrí lentamente. Mis manos temblaban, pues la fragancia
que soltaba ese sobre me resultaba demasiado familiar.
‘______.
Te he hecho esta carta
porque sé que será mucho más fácil para los dos de esta manera. No tengo el
valor de irte a decir esto sin poderte mirar a los labios y darte un beso antes
de hacerlo, pero no puedo. Por nuestro bien.
Me voy. Lejos. Muy
lejos. No estaré dentro de Londres, ni siquiera dentro de UK. Es lo mejor para
los dos. Sé que no querías por nada del mundo que me fuese, al igual que yo no
quería por nada del mundo dejar de ver esos maravillosos ojos que tienes todos
los días, pero es la mejor manera de que tú rehagas tu vida con Liam, y seas feliz
junto a él. Yo haré lo mismo, o al menos lo intentaré. Iré comentando a Perrie
que tal me va por donde estoy, que como comprenderás, nadie sabrá donde estaré.
No quiero que me busques ni intentes contactarme, y para eso, he cambiado el
móvil. Sé que es doloroso, porque te aseguro que cada palabra que escribo, me
cuesta más contener las lágrimas. Me cuesta separarme de ti, me cuesta pensar
que no he estado a la altura, me cuesta saber que un tío te besará todos los
días del resto de tu vida, y no seré yo. Me cuesta pensar que no te veré en
mucho tiempo, si es que te vuelvo a ver. Pero como ya he repetido varias veces
en esta carta, es por nuestro bien. Sé que es lo mejor. Prefiero que esto acabe aquí y que los dos lo recordemos como algo positivo en nuestras vidas. Como la locura que nunca llegamos a cometer. Como lo que de verdad fue. Jamás me olvidaré de esas pequeñas manías tuyas, y de todos tus defectos que me contabas en secreto para desahogarte, pero quiero que sepas que tus defectos son los defectos más perfectos que he conocido. Y que esos jeans que te pusiste la primera vez que salimos a cenar, te quedan estupendos, aunque tú digas lo contrario; No quiero enrollarte
más porque tengo que ir al aeropuerto en busca de un vuelo. Quiero que seas
feliz y que puedas cumplir todos tus sueños sin mi ayuda. Y si por alguna razón
me necesitas, simplemente mira al cielo y piensa, que por muy lejos que estés
de mi, siempre estaremos mirando el mismo azul. Y piensa, que hasta ahí me
llevaste cada vez que me besaste.
PD. Te puedes quedar
con mi apartamento, sé que lo cuidarás genial. Las llaves las tiene Perrie.
Te quiero princesa.’
Levanté temblando la mirada hacia Perrie. Sus ojos azules
estaban completamente rojos, ella estaba también
emocionada. Mis ojos llevaban
llorando todo lo que había durado la carta, porque no podía creerme que Harry
se hubiera ido… ¿De verdad pude pensar que lo mejor era estar sin verle? ¿De
verdad alguna vez se me pasó por la cabeza el pensar que al irme a España y no
verle me iba a ser más fácil? Ahora me doy cuenta que no. Y ahora no tenía más
remedio que aguantar la rabia que llevaba dentro. Sólo me quedaba fingir y
crear una farsa de toda esta historia. Ahora el pensamiento que se me creó un
día en mi mente, se había hecho realidad. Estaba lejos, muy lejos de mí. ¡A
saber donde!
-Estará bien. – Intentó animarme Perrie. Yo intenté
vocalizar pero el miedo y el desconcierto se apoderaban de todos los músculos
de mi cuerpo. –Vete a descansar, cuando venga Liam necesitará verte bien... –
Yo la miré y rompí más a llorar aún. -____, piensa muy bien la opción de
casarte con Liam, es algo realmente serio. No es una tontería que se hace para
pasar el rato… - Las palabras de Perrie me habían hecho entrar en razón. Si de
verdad hubiera algo que me pudiese calmar en ese momento, era el que alguien me
trajese unos billetes. ¿Destino? Harry. – A mí también se me hace muy duro todo
esto, porque estoy en el medio. Mi mejor amiga está rota por dentro porque
quiere a un chico, que casualmente es mi hermano. No es nada fácil ver a dos de
las personas que más me importan rotas, y rotas porque están el uno sin el
otro. Si yo fuese tú dejaría todo estar, sí, pero no me casaría con Liam. Es
algo que si lo haces te arrepentirás siempre…
-Pero prometí a Harry rehacer mi vida con Liam. – Alcancé a
decir.
-No siempre puedes cumplir tus promesas. Él piensa que tu
felicidad estará retomando tu pasado, pero no es así. Siente dentro tanta culpa
de que sin quererlo haya roto una pareja que lo único que pretende es que todo
entre vosotros vuelva a ser igual, pero yo sé que no lo será. Lo sé al igual
que tú. Pero, ahora, lo que debes hacer es olvidarte de él… En cuanto a Liam,
ya te he dicho mi opinión, tú decides.
Perrie se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla. Después
se fue a la planta de arriba. Yo daba pequeños sorbos de té mientras miraba aún
la carta que permanecía encima de la mesa de la cocina. Impotencia, rabia,
dolor. Era un cúmulo de cosas que se juntaban en una y que en cualquier momento
explotarían creando una consecuencia: El soltarle todo a Liam.
Cambiando de tema, Liam y Zayn verdaderamente habían hecho muy buenas migas. Yo, estaba triste y desorientada
por todo lo que había pasado. Todo había pasado tan rápido, todo había cambiado
tan instantáneamente que el acostumbrarme a esto sería muy, muy difícil. Muchas
veces me culpaba a mí misma, porque me daba rabia de no ver a Liam como le
había visto siempre. Me castigaba porque todo era mi culpa al fin y al cabo. Me
gustaría los días que Liam estuvo en Londres haber estado como una pareja
normal y corriente, paseando felices en las calles de Londres, pero todo estaba
reciente, y en mi cabeza no cabía esa posibilidad.
~
Llegó el día que Liam partía para España, ya que era Lunes y
yo tendría que empezar a trabajar. Nos fuimos de madrugada al aeropuerto, para
que a mí me diese tiempo a entrar con tiempo a mí trabajo. Sinceramente, yo ya
estaba mejor. Había asumido al menos un poco que Harry desaparecería de mi
vida, y llegué a la conclusión de que por el momento, era lo mejor.
-Te echaré de menos, menos mal que en poquito tiempo nos
vemos de nuevo. – Me dijo Liam cuando llegaba la hora de despedirse.
-Y yo a ti. Diles a mis padres que les quiero muchísimo y
que los echo de menos. Te quiero. – Le dije.
Después me besó y me abrazó
fuertemente. Cogió sus maletas y desaparecía por el fondo de ese pasillo del
aeropuerto de Londres. Cuando ya iba a girar la esquina, me hizo un gesto con
la mano. De nuevo Liam se iba de Londres, y yo ahora, estaría más sola que
nunca.
Cogí el tren que me dejaba cerca de mi trabajo, como lo
hacía a menudo. La gente iba deprisa y el estrés de la ciudad en las horas
puntas era enorme. Esquivábamos todos nuestros bolsos o mochilas o incluso
nuestros hombros mientras caminábamos por esas calles. Al fin llegué a la
oficina donde trabajaba, porque era muy agobiante caminar así. Subí a mi
despacho y me senté. Miré el ordenador y comprobé que no tenía nada que hacer,
pues Niall aún no habría llegado para encargarme trabajo. En ese momento, mi
móvil comenzó a vibrar.
-¿____? – Me preguntó una voz de una chica. Limpia y
agradable. – Soy Cris, no sé si te acordarás de mi. Llamaba porque me dijo Lou,
mi novio, que Harry se había ido a otro país a trabajar y que buscabas
compañera de piso, y yo me quiero independizar y…
-Oh, hola Cris. ¡Eso es genial! – Y lo era, realmente lo era.
Viviría con alguien que me mantendría entretenida al menos el tiempo que
estuviese en esa casa, ya que todo, absolutamente todo me recordaría a él…
-Entonces, ¿aceptas? – Me preguntó entusiasmada. – Tranquila
que no me llevaré a vivir con nosotras a Louis, él vive aún con sus padres. –
Me dijo.
-No, no te preocupes, tampoco importaría. – Le dije.
-¿Te viene bien que me mude mañana? Prefiero empezar cuanto
antes.
-Claro, fantástico. Mañana hablamos entonces.
Como esa chica me explicó, Harry debió informarla de que se
fue y ella decidió venirse a vivir conmigo para que yo no estuviese mal… esto
era idea de Harry, algo me lo decía. Él era como un ángel, me cuidaba desde la
distancia, me cuidaba aunque no estuviese a mi lado. Era increíble. Mi vida volvería girar y esta vez deseaba que fuese para bien. Aunque
pensé en algo: ¿Harry no le dijo que yo y él éramos pareja? Creo que tendría
que empezar a aclarar algo con alguien…
PD. DEJA UN ME GUSTA JUSTO DEBAJO SI QUIERES EL SIGUIENTE :)
ME GUSTA MUCHO, LLEVO LLORANDO DOS CAPITULOS
ResponderEliminar¡¡ ME GUSTA MUCHISISISISISIMOO !! Yo tambien he llorado...
ResponderEliminar¡¡ ME GUSTA MUCHISISISISISIMOO !! Yo tambien he llorado...
ResponderEliminarAww es precioso el capítulo.
ResponderEliminar¿Podrías pasarte por mi blog? www.1dstar.blogspot.com
¡¡¡me encanta!!! esta genial!!yo tambien he llorado!!
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