-Sí, ____, ¿tú me quieres? – Insistió Harry.
-Buenas noches… - Dije recostándome en mi cama.
-Está bien… Lo he entendido. - Dijo cerrando la puerta.
Ahí debería de ser el momento en el que yo iba detrás de él
y le decía que sí, que sentía cosas por él, fuertes, muy fuertes, abismales.
Que sentía que la respiración me fallaba cuando le tenía a centímetros de mí, y
que mi corazón se paraba cuando lo tenía a kilómetros, pero sabía que eso
estaba mal. Sabía que no podía ser así. Pero sin embargo, por alguna razón que
aún desconozco, bajé de mi cama y abrí la puerta de mi cuarto.
-Harry. –Dije. Él se giró.
Me acerqué a él y le miré los ojos. El pasillo de las
habitaciones estaba a oscuras, igual que toda la casa. Me acercaba cada vez más
a él, y cada centímetro me costaba más controlar el latido de mi corazón para
que éste no saliese de mi pecho. Me abracé a su torso delgado pero fuerte y él
me rodeó con sus brazos. Me retiró y me dio un beso en la frente. Le volví a
mirar y le agarré de la cara. Y aún mirándole fijamente a los ojos acerqué sus
labios a los míos hasta que chocaron, hasta que se juntaron. Su boca y la mía
estaban juntas, besándose, sintiéndose como jamás habían estado de cerca. Su
aliento era mi aliento. Nuestras bocas bailaban juntas y nuestros cuerpos
estaban pegados como si ni siquiera una fuerza extraordinaria fuese capaz de
despegarlos. Ahí, en ese pasillo y bajo la oscuridad, nuestros labios seguían
pegados, hasta que mi mente ebria, pensó en Liam
-Espera. – Me retiré. – Mierda, mierda, ¿qué he hecho?
-Nos hemos besado… - Contestó Harry.
-Oh, dios mío, ¿qué coño he hecho?
-¿Tan mal lo he hecho? – Dijo Harry preocupado.
-Me voy a dormir… - Dije.
Entré corriendo a mi habitación, cerré la puerta de muy mala
uva. Me tumbé en la cama y comencé a llorar. Había traicionado a Liam. Eso, eso
era lo único que se me pasaba por la cabeza.
Esa noche apenas dormí, quizá de 4 a 6 que fue cuando mi
despertador empezó a sonar. Me levanté. Fui al baño y me miré al espejo. Tenía un aspecto
horrible, mi primer día iba a ser muy largo. Me duché y me arreglé. Después de
eso me fui a desayunar. Me preparé un desayuno rápido ya que tenía el estómago
cerrado a parte de un dolor de cabeza increíble. Después me arreglé formalmente
y me fui a la calle en busca de un taxi. Y así lo hice. Tras media hora en
aquel taxi, llegué a unas oficinas. Un edificio enorme de muchas plantas. Bajé del taxi y me dirigía a abrir aquella
puerta cuando Niall interrumpió mi entrada.
-Buenos días, ____ - Me dijo. Estaba justo a mi lado.
-Buenos días, Niall.
-Eres muy puntual, por lo que veo.
-Sí, me gusta serlo.
-Tienes muy mal aspecto, ¿te encuentras bien? – Ese chico
fue al grano.
-Sí, sí. Estoy bien.
-Bien, pues, sígueme,
te enseñaré tu despacho y tu trabajo.
Subimos por un ascensor por el que se veía todo Londres.
Niall era muy amable y cercano, lo cual me hizo desconectar un poco de todo lo
que tenía en mi cabeza.
-Y este será tu rinconcito. – Dijo mientras me abría la
puerta de cristal de una habitación amplía la cual sería mi despacho.- Te dejo
que disfrutes. Ahora te traeré algún apartado para el periódico y lo adaptarás,
¿vale?
-Claro. – Le sonreí.
Miré a ambos lados de la habitación mientras Niall salía. De
nuevo se me vino a la cabeza la imagen del beso que nos dimos Harry y yo la
noche anterior, y mientras me sentaba en la silla de mi despacho, pensaba que
necesitaba contárselo a alguien. Contarle a alguien todo lo que había pasado,
que me aconsejara. Saqué el móvil y busqué
el número de Perrie.
-Ten, este es el apartado que tendrás que adaptar, te dejo
hacerlo como tú quieras, pero que no ocupe más de un folio, por favor. – Me dijo Niall entrando por el despacho. No
pude realizar esa llamada.
-Está bien. – Después de mi afirmación, me dio un taco de
folios. Mis ojos se abrieron como platos. - ¿Todo esto?
-Sí… lo siento. – Dijo. Después salió de esa habitación.
No sabía por donde cogerlo, simplemente empecé por leerlo y
resumirlo. Después de hacer eso, dejé el taquito encima de la mesa y pasé el
resumen al ordenador.
Con eso se me fue bastante tiempo, y ya era la hora de
comer. Bajé al comedor que había en la oficina cuando mi móvil empezó a vibrar.
Descolgué.
-¡Cariño! Tengo una gran noticia. –Era Liam. ¡LIAM!
-Hola…
-¿Te pasa algo? – Me preguntó extrañado.
-No, nada. – Dije. Todo el mundo del comedor me miraba
extrañado, ya que hablaba un idioma totalmente distinto.
-¡Tengo el dinero! ¡En unos días podré ir a verte, cariño! – Exclamó Liam.
-¿¡QUÉ!? – El teléfono me resbalaba por toda la cara, mi
corazón empezó a ir apresuradamente y me faltaba la respiración.
-Intentaré coger cuanto antes los billetes, de aquí a unos
días estaré allí. Tengo muchísimas ganas de verte.
-Oh, dios mío. – Dije. –Liam, estoy trabajando, luego te
llamo.
Colgué mientras miraba un punto fijo. Mis ojos lloraban y
todo lo veía demasiado nublado. A raíz de ahí ya no me acuerdo de nada más.
~
-Oh, al fin te despiertas. – Dejo Perrie. Estaba en una
cama, tumbada, en una sala que desconocía y que aparentemente era la de un hospital.
-¿Qué hago aquí? – Exclamé.
-Niall me llamó, te encontraron desmayada en el comedor de
tu trabajo.- Me explicó Perrie.
-Oh, mierda… ¿Qué habrá pensado ahora Niall de mí?
-___, eso ahora es lo de menos. Ahora pasarán mis compañeros
para hacerte pruebas para ver por qué ha podido ser tu desmayo. – Perrie iba
vestida como doctora. Estaría en su turno
- Perrie… no hace falta pruebas. Yo sé lo que me ha pasado…
- Dije mientras me incorporaba de esa cama.
-No, no te levantes. – Me dijo mientras me tumbaba.
-Disculpad. – Entró un médico. – Venimos a hacerte un
análisis de sangre, ____.
-No, esperad. De momento no la vamos a hacer ninguna prueba.
Ahora os aviso. – Dijo a aquel doctor Perrie. Él la hizo caso y cerró la
puerta.- Dime, ____, ¿Qué te ha pasado?
-Verás… ayer estaba algo bebida y, algo se me pasó por la
cabeza que… besé a Harry… - Perrie se llevó las manos a la cabeza.
-¿¡Estás loca!? – Me exclamó.
-Lo peor es que Liam viene a Londres dentro de unos días… ¡UNOS
PUTOS DÍAS!
-Ahora entiendo tu desmayo… Madre mía… ¿Y qué piensas hacer?
– Me preguntó Perrie.
-¿Qué harías tú? – Pregunté con lágrimas en los ojos.
-Yo hablaría lo primero con Harry y después…
-¿Se puede? – Preguntaron en la puerta. Era Harry.
-Oh, hermanito. – Dijo Perrie. – Os dejo solos mejor. – Dijo
levantándose de mi lado y abriendo la puerta. Después me miró y me sonrió con
intención de tranquilizarme.
-¿Cómo estás? – Me preguntó Harry mientras se sentaba a mi
lado.
-Bueno…
-¿Qué te ha pasado?
-Necesito contarte algo, Harry.
-Sí, dímelo. Yo te escucho. – Sus ojos verdes me miraban con
intenciones, con ganas de que le contase que ocurría. Yo, cogí aire.
– Júrame que no te vas a enfadar.
-Te lo juro. – Me dijo.
-Besarnos anoche fue un error. – Le dije.
-¿Por qué?
-Yo… - Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-Eh, tranquila preciosa, me tienes aquí. Puedes contar
conmigo. Si no quieres hablar, hablamos luego, no te preocupes.
-No, no. – Negué mientras limpiaba mis lágrimas. – Prefiero
contártelo ya, sino… - Mis ojos se estaban cerrando despacio.
-Eh, no te esfuerces más. Descansa. Te prometo que lo de
anoche no volverá a pasar, si es lo que piensas, que fue un error… no volverá a
pasar. Voy a dar una vuelta a comer algo, descansa.
-No, Harry. No te vallas… Necesito… - Harry me besó la frente y me acarició el
pelo.
-Luego hablamos. – Después de esa frase desapareció de la
habitación.
Era la oportunidad para contarle la verdad a Harry, y más
cuando sabía que era la cuenta atrás para volver a ver a Liam. Pero algo no me
dejó. Quizá no fuese ese el momento.
-¿Qué tal? – Dijo Perrie entrando a la habitación unos minutos después de que Harry la abandonara. Debieron de estar hablando en el pasillo.
-No, no he podido decírselo… - Dije.
-No te preocupes, ya encontrarás la ocasión para decírselo.
Les he dicho a los médicos que no te hagan pruebas, lo único que te ha pasado
es que te has desmayado de la presión. – Me comunicó Perrie.
-Tranquila. Yo también se que ha sido eso. –Dije.
-Harry me ha dicho que él se encargaba de llevarte a casa,
así que espera a que él venga y podrás irte. – Me dijo. Asentí mientras Perrie abandonaba la sala.
Estaba sola en esa habitación. No podía parar de pensar de
que había traicionado a Liam, pero que estaba traicionando a Harry. No podía
aguantar más esta presión, pero tenía tanto miedo de que Harry me abandonase. De que Harry se enfadase para
siempre. Ahora sí que estaba colapsada. Ahora no tenía nada claro. Que quería a Liam, pero que me estaba enamorando de Harry. Era lo único que
podía saber con total certeza.
-Vamos. – Dijo Harry abriendo la puerta de la habitación. – Vamos a casa ya.
Me ayudó a caminar, pues mis piernas estaban totalmente
debilitadas. Fuimos hacia el ascensor y subimos. Él me miraba pero no me decía
nada. Yo simplemente aguantaba las lágrimas.
Bajamos al parking donde se veía a lo lejos el bmw blanco
que Harry tenía. Él me abrió la puerta del copiloto y me dejó pasar primero.
Después se puso en su sitio.
-¿Qué es lo que me querías decir? – Me preguntó antes de
arrancar el vehículo.
-Yo… - Las lágrimas empezaban a correr por mi cara. De nuevo
ese miedo me recorría todo el cuerpo. Tiritaba, pero no hacía frío. Era signo
de nerviosismo. –Necesito contarte algo…
-Bien, yo te escucho. – Sus ojos me miraban convencidos de
que yo no le iba a defraudar, pero yo sabía que si abría la boca lo haría, y
todo entre nosotros dos cambiaría. Le quería, y lo estaba empezando a admitir. –Venga,
cuéntame. – Insistió. Yo, seguía pensando cómo empezar a contarle toda la
verdad en ese bmw blanco el cual estaba aparcado en el parking de el hospital.
Hola! Soy nueva lectora empece a leer la novela ayer, y me encanta, en serio quieres matarme? como dejas el capitulo asi? en serio bufff! sube cuanto antes te lo pidooooo!!
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