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Capítulo 25.


Mi mirada no se despegaba de ese poste donde la foto iluminada de la cara de Harry permanecía quieta.

-¿Cómo qué es él? ¿Y qué hace ahí? – Preguntó Joe.
-Dios mío Joe! Lo encontré! ¿Qué será eso?
-Parece ser una especie de concierto acústico… Ese sitio es para eso. Además no está muy lejos de aquí.
-¡Es mañana por la noche!
-Debes de comprarte un vestido elegante, ahí solo va gente de alta clase… - Me comentó Joe.
-¡Dios mío Joe! Es totalmente increíble. ¿Cómo coño he llegado hasta aquí? Y lo he encontrado.
-Difícil, pero no imposible. – Dijo Joe parándome un taxi. – Monta anda, antes de que sea más tarde… 
Debes de ir a dormir ya, mañana por la mañana deberás de estar bien despierta para irte a comprar un modelito. – Me dijo.
-¿Me acompañas? – Le dije mientras me ponía delante de él para meterme en el taxi.
-Claro. – Le saqué el móvil y apuntó su número. Quedamos en que le llamaría y él me acompañaría a comprarme un vestido.
-Adiós.- Le dije.
-Hasta mañana. – Me dijo.

Ese chico era totalmente un desconocido. Sólo sabía cómo se llamaba y donde trabajaba. Nada más. Pero sin embargo, si él no hubiera aparecido ese día no hubiera ido a esa comisaría y no hubiera encontrado ese cartel…

Iba en ese taxi vuelta a mi hotel. Estaba realmente alejada y todo eso lo caminé previamente andando. ¿Me hubiera imaginado alguna vez la cantidad de locuras que estaba haciendo por este chico? Lo dudo.

Ese taxi me dejó en mi destino y recorrí el mismo camino que esa misma mañana hacia mi suite. Entré y me di un baño relajante, mientras la sonrisa adornaba mi cara. Ese respiro de que al fin lo había encontrado. Ese respiro de que por fin volvería a ver esos ojos verdes, ese pelo rizado y a esa magnífica persona.

Me tumbé en la cama y relajadamente me tumbé mientras intentaba conciliar el sueño que parecía prácticamente imposible pensando que le había encontrado, por fin.

De madrugada, un sonido molesto me despertó. Me incorporé de la cama asustada y miré a mi alrededor. Era mi móvil. Alguien me llamaba.

-¡Cariño!
-¿Liam? – Dije adormilada.
-Sí, soy yo. ¿Qué tal?
-¿Cómo que me llamas a estas horas?
-Cariño, son las 11 de la noche aquí en España. Allí serán las 10. -¡Claro! Olvidaba que allí eran 4 horas menos.
-Ah, cierto… es que hoy me acosté pronto y… perdí la noción. Lo siento. – Improvisé.
-Bueno, entonces te dejo seguir durmiendo. Solo era para asegurarme de que estabas bien. Hace ya algunos días que no hablamos…
-Sí cariño, estoy bien. Mañana hablamos. Chao.

Me despedí rápidamente porque quería seguir durmiendo. Me había costado horrores dormirme y me costaría horrores dormirme de nuevo.

~

Las diez de la mañana. Caminaba de vuelta al hotel por la playa. Había salido un rato antes a dar una vuelta porque no tenía nada que hacer, solo quemar el tiempo hasta que llegasen las ocho de la noche y fuese la hora de irse. En el cartel ponía que empezaría a las diez, así que prefería ir antes para encontrarle cuanto antes. No había apenas gente, pues era viernes y la gente estaría trabajando.
Regresé a mi hotel y me vestí de nuevo. Llamé a Joe y quedé con él en la puerta de mi hotel para ir a por ese vestido que supuestamente debía de ser elegante. Bajé por ese ascensor tan grande hasta la planta cero y atravesé el vestíbulo.

-Hola Joe. – Allí estaba él.
-¿Qué tal? – Contestó. –Hoy traje el coche, para poder movernos más rápido. – Me informó.

Nos montamos en ese descapotable que tenía como coche y atravesábamos todas las calles de esa ciudad californiana. Rebosaba felicidad. Esa sensación que hacía mucho tiempo que no sentía volvía a invadir cada centímetro de mi cuerpo.

-Bien, estas son las tres mejores tiendas. – Dijo parándose delante de tres locales seguidos. – Seguro que ahí encuentras un vestido de lujo.
-Pues vayamos.

Joe maniobró con el coche y lo aparcó. Después pasamos a la primera tienda y me probé dos vestidos. Uno color crema y otro color beis. Ninguno me convenció y opté por ir a la segunda tienda. Un vestido que decoraba el escaparate me llamó la atención. Era blanco de encaje y entallado. Bajo la cara de asombro de Joe cuando me lo probé, fue cuando decidí que ese sería el que me compraría. Escogí un bolsito de mano color negro, que conjuntaría con mis tacones bastante altos que también había comprado


-Ese chico deberá de estar orgulloso de que estén haciendo todo esto por él. – Dijo Joe mientras salíamos de la tienda.
-Esto es poco para lo que haría por él. –Contesté.  Joe me miró entristecido. -¿Qué ocurre?
-Yo… yo estaba hace poco como tú pero… mi novia me dejó por otro chico que ni siquiera sé quién es y… - Joe parecía realmente afectado. Apoyó su cuerpo sobre su coche y dejó su mirada fijada en el suelo.  – Yo decía lo mismo que tú y pensaba igual que tú… pensaba que jamás la locura mas inmensa se acercaría a lo que yo sería capaz de hacer por ella, pero… ella al contrario, no estaba dispuesta a mover una sola piedra por mí… - Las palabras de Joe parecían estar afectadas, y él realmente mal.
-No te preocupes. Sé que encontrarás a alguien que te valore. Lo sé. Todo el mundo lo hace.- Le sonreí.
-Espero. – Dijo mirándome tragando saliva y girándose para abrirme la puerta del coche.

Regresábamos en ese coche de vuelta al hotel. No compartimos muchas palabras pues el tema que había sacado Joe había enfriado bastante la situación.

-Esta noche te veo. A las siete y media estaré aquí. – Me dijo cuando llegamos a nuestro destino.
-Muchas gracias, Joe.- Le agradecí.

Cogí mis bolsas donde se encontraban el vestido junto al bolsito de mano y los zapatos. Las subí a mi habitación. Después, agité un poco mi pelo y bajé al comedor del hotel a comer algo. Los nervios aumentaban con cada segundo y un nudo de nuevo parecía crearse en mi estómago cada vez que su nombre aparecía como un rayo en mi cabeza. Pasta. Esa comida me daría fuerzas, así que fue lo que elegí.

A continuación subí a mi suite y comencé a arreglarme. No quería llegar tarde por nada del mundo.
Preparé primero mi pelo. Lo alisé y luego lo decoré con algún que otro tirabuzón. Mi cabello castaño era largo y medianamente liso, con lo cual no necesitaba mucho retoque. Después me maquillé. No quería hacerlo mucho, así que elegí un maquillaje bastante natural. Y llegaba la hora de colocarse ese vestido. Las 19:05 marcaban en mi reloj. El tiempo justo para coger el bolsito y meter mi móvil y dinero.
Miraba ansiosa el reloj y miraba por la ventana como el sol cada vez era mas tenue en esa ciudad. A las 19:20 bajé, poseída por los nervios completos.
Me senté en los sillones del vestíbulo hasta que viese aparecer a Joe por esa puerta. Éste fue realmente puntual, pues a las 19:29 ya estaba cruzando esa puerta transparente.

-Hola. – Le recibí poniéndome de pie. Su cara se transformó y me sonrió.
-Estás preciosa. – Me alagó.
-Gracias. – Dije sonrojada.
-¿Nerviosa?
-No sabes cuánto…

Después de eso empezamos a caminar hacia el coche que estaba en el exterior del hotel. Esta vez con el capote del coche puesto. Nos sentamos en el asiento y fue cuando realmente sentía como si el corazón se me fuese a salir. Para calmar mis nervios, saqué mi móvil y escribí un mensaje a Perrie. ‘Le he encontrado, necesito contarte todo.’ Le di a enviar. Mis uñas recién pintadas vibraban por los temblores que daban mis manos. Miraba a la carretera sin poder cruzar palabras con Joe, sabía que no podría ni siquiera articular palabra.

-Ya llegamos. – Avisó Joe tras un largo viaje. 
-¿Ya? – Dije nerviosa.
-Sí… - Soltó una sonrisa. Bajó del asiento del piloto para dirigirse al mío y abrirme. Salimos y miré aquel teatro donde parecía ser el concierto. Había gente bastante elegante haciendo cola para que el hombre que había en la puerta les dejase pasar. Ahí hubo algo que me falló.
-Creo que tenemos un problema… - se me adelantó Joe.- Toda esa gente tiene entrada…
-¡Pues vamos a buscar la taquilla! – Dije.

Tras rodear medio edificio, avisté la taquilla. Me acerqué y golpeé a la ventana que permanecía cerrada.

-¿Qué desea? – Un hombre me atendía.
-Quería dos entradas para el concierto de Harry Styles.
-Lo siento señorita, están todas agotadas. Vendí las tres últimas a esa familia de ahí.
-¿Qué? – Exclamé. Eso… eso era imposible! – Señor, déjeme pasar. Conozco a ese chico que va a cantar. Lo conozco de verdad.
-Claro, y yo soy Leonardo Dicaprio. Por favor. Déjese de tonterías y aguántese, señorita.

De nuevo miré a Joe y me miraba con la misma cara que ayer en la comisaría.

-Señor, no me pienso andar con buenos modales a estas alturas de la vida. O me deja pasar a ver a Harry o no soy respons…
-Jovencita. – Una señora bastante mayor me interrumpía. Me giré y la miré. Era la misma que ayer se emocionaba con mis palabras en la comisaría. – Tome. – Esa señora me estaba ofreciendo su entrada. –Cógelo, por favor.
-Oh, no. Por dios, señora. – Le dije a mirada de Joe.
-Solo tengo una, pero de verdad, quiero que la cojas. – Insistía esa señora.
-No… dios mío…
-Por favor jovencita, coge la entrada. El concierto comienza en menos de dos minutos…
-Pero…- Dije.
-Escuché la historia que contaste ayer en la comisaría y te perseguí a través de esas escaleras para decirte algo. Cuando vi que viste el cartel donde estaba la cara de Harry, sentí que no necesitarías la información que yo te facilitaría. Sin embargo, preferí venir aquí para asegurarme que entrarías y, ¡menos mal! – Esa mujer estaba contándome una historia realmente extraña.- Es la cosa más bonita que han hecho por mi nieto. De verdad.  -¿¡Por mi nieto!? ¿¡Usted es la abuela de Harry!? – Exclamé. Esa mujer de cabello blanquecino asintió con la cabeza.
-Así que, entra lo antes posible. No quiero que te pierdas esa voz tan magnífica que tiene mi nieto. Estoy orgullosa de él.

Esa señora me había hecho emocionarme. ¡Claro! Así no estaba en ningún sitio de la comisaría, su abuela viviría allí y él estaría viviendo con ella. Agradecí totalmente ese gesto que tuvo la abuela de Harry conmigo. Miré a Joe.

-Ve tú, yo te espero aquí. – Me dijo.
-¡Gracias, gracias! – Le agradecí a él también.

Subí lo más deprisa posible esa pequeña cuesta que había antes de llegar a la puerta donde estaba el hombre dejando pasar. Todo el mundo había entrado ya y estaban colocados en sus asientos. La gente aplaudía cuando acababa de cruzar la puerta principal. La puerta para entrar a la sala del teatro donde se encontraría Harry estaba cerrada, y yo debía de abrirla. Cogí aire y agarré los pomos de las dos puertas que estaban juntas. Las empujé.

Mis ojos avistaban a un chico con la melena castaña y con más volumen que jamás mis ojos podían haber visto. Los ojos verdes destacaban entra la oscuridad gracias al foco que le daba atención a esa silueta apoyada totalmente en un taburete, con una guitarra en las manos y un micrófono en frente. La melodía de su guitarra comenzaba a sonar y me resultaba familiar. Me tomó unos segundos darme cuenta de algo: Era la misma canción que salía cantando en ese video que pasó a Perrie. Ahora podría saber como acababa. La letra era preciosa y mis ojos se inundaban. Pero pude resistirlo. Pude resistirlo hasta que el pronunció una frase. You can't go to bed, without a cup of tea’ Esa frase fue la que me hizo realmente derrumbarme y simplemente tener ganas de correr todo ese pasillo, subir al escenario y ante la mirada de todas esas personas, besarle. Ahí mismo. Sin embargo me quedé escuchando esa fantástica melodía que yo, previamente. Había escuchado. La gente aplaudía y yo igual. Pero hubo un presentimiento que me dijo que debía de hacer algo:

-¡Harry! – Grité. La gente acababa de terminar de aplaudir y mi voz rebotó entre toda esa sala.

Sus ojos se entrecerraron buscando la voz que había dicho ese nombre, pero el foco se lo impedía.

-¡Estoy aquí! – Grité de nuevo.

Su mirada me detectó y sus ojos se quedaron impresionados. Su cara era totalmente un cuadro y parecía que necesitaba un simple golpecito en la espalda para volver al mundo real. Yo permanecía al pie del escenario bajo la mirada y los cuchicheos de esas cientos de personas que seguramente asistían invitadas a ver a Harry. Mi boca hacía una débil sonrisa mientras mis ojos solo sabían llorar. Mi corazón decía que le tenía ahí cerca y que de nuevo sentía esas ganas locas de besarle. Sus ojos empezaban a inundarse. Harry  Hacía muecas con la cara intentando articular palabra. 

PD. Me gusta si quieres el siguiente. 


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